De villanos a héroes por una crisis. «El camionero en ruta». Opinión

@Camioneroleones.-  Hoy me he permitido la licencia, previa pedida del permiso correspondiente del autor, de trasladar a este blog, el artículo de opinión del colaborador habitual de Diario de Transporte «El camionero en ruta», para que los seguidores de mi blog, conozcan la situación real por la que están atravesando los conductores de camiones y autobuses, como consecuencia de la crisis mundial por el coronavirus.

Ese es el texto integro del artículo de opinión de hoy del autor antes citado, publicado en Diario de Transporte: 

«Es triste, muy triste, que como consecuencia de la crisis mundial causada por la pandemia del coronavirus o covid-19, de pronto, los conductores de camiones y autobuses, junto con los taxistas, hemos pasado de villanos a héroes, como si antes no fuéramos los mismos, esos que, sobre todo en el transporte de mercancías por carretera, eramos molestos a los ojos de gobernantes ignorantes y ciudadanos ansiosos por llegar a sus destinos vacacionales.

Es triste, muy triste, que ahora resultemos imprescindibles para una sociedad, porque ¡¡Milagro!!, ahora se han dado cuenta los mismos que nos demonizaban, que sin nuestro trabajo al volante sus vidas están perdidas. Sin nosotros no tienen esa necesidad imperiosa de acumular papel higiénico en sus casas, aunque todavía no se muy bien para qué, tal vez sea para poder limpiarse el miedo de esta psicosis colectiva y neurótica causada por la crisis de este virus.

Pero análisis médicos aparte, me indigna que, además, los conductores de camiones y autobuses, seamos, de pronto, considerados como «personal de bajo riesgo», lo mismo que los son las personas que forman parte de los colectivos laborales como Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, personal médico y sanitarios, conductores de ambulancias o de asistencia sanitaria. Como si nuestro organismo no pudiera ser contagiado por el dichoso virus.

Es triste, muy triste que, de pronto, como por arte de magia y de extrema necesidad, hoy el Boletín Oficial del Estado, publicara una Resolución de la Dirección General de Transportes, por la que se anulaban los artículos del Reglamento 561/2006 que regulan los tiempos de conducción y descanso de los conductores de camiones y autobuses, cuando tengan que circular con sus vehículos por las zonas declaradas de «alto o medio riesgo» por el coronavirus. Ahora sí que no somos villanos, de pronto nos hemos convertido en héroes por conveniencia de gobernantes y por necesidad de aquellos que nos demonizan en las carreteras en épocas vacacionales, puentes y fines de semana.

Precisamente los mismos que hacen todo lo posible, legal y con presiones, para apartarnos de las carreteras y dejarnos tirados en cualquier lado, para que ellos puedan llegar cómodamente a sus destinos, no sea que pierdan la oportunidad de poder poner su toalla a las 6 de la mañana en primera linea de playa, o llegar con sus coches oficiales a reuniones politices y personales cómodamente instalados en el asiento trasero, pero con el más absoluto desconocimiento del trabajo y la realidad diaria de los conductores de camiones y autobuses.

Es triste, muy triste, que hoy 14 de marzo de 2020, en plena crisis y psicosis colectiva, los camioneros y conductores de autobús se encuentren tirados en las carreteras, con restaurantes y establecimientos hoteleros cerrados, en los que no pueden comer, cenar o acudir al baño para las más básicas necesidades higiénicas. 

Pero eso si, no olvidemos que hemos sido declarados personal laboral de «bajo riesgo» y tenemos que saltarnos los tiempos de conducción y descanso para llevar mercancías a los grandes almacenes de distribución, no sea que los ciudadanos alarmados no tengan «papel higiénico», o los viajeros no puedan llegar a sus destinos para «aislarse en las zonas rurales»; porque, esa es otra, ahora los de los pueblos y zonas costeras, ya nos somos «unos paletos», y tenemos que recibir a los histéricos ciudadanos de la ciudades que huyen de las grandes urbes con riesgo de contagio, para refugiarse en aquellas zonas de España donde el aire es puro.

Es triste, muy triste, que una vez pasada esta crisis, volvamos nuevamente a ser molestos en las carretera, y nos vuelvan a obligar a aparcar nuestros camiones en cualquier lugar de «mala muerte», para que ellos puedan llegar a primera hora de la madrugada a pelearse para poner la toalla en «primera línea de playa».

En fin, esperemos que una vez pasada esta crisis sanitaria del coronavirus, no se olviden de que hemos sido imprescindibles para la sociedad, y se tenga mucho más en cuenta nuestra profesión y nuestro trabajo como conductores de camiones y autobuses, para que, al menos, se dignifique nuestra profesión, laboral y socialmente como se merece.

No quiero terminar sin mandar desde estas humildes líneas un enorme abrazo y apoyo absolutamente solidarios, a todos los conductores de los dos sectores del transporte por carretera, que en estos momentos están dando todo lo mejor de ellos mismos al volante, para seguir siendo los profesionales que siempre han sido y siempre serán. Para ellos, ahora más que nunca: ¡¡¡¡BUENA RUTA!!!!».

Foto: Archivo Camioneroleones

 

A propósito de la edad de jubilación de los camioneros

@Camioneroleones.- En el transporte por carretera pagamos con nuestra salud las consecuencias de tantas horas al volante, los cambios permanentes en los tiempos de descanso, con el sueño, la gran mayoría de las veces cambiado y a merced de aquellos que, desde una oficina, organizan nuestras vidas, sin tener ni la más mínima idea de lo que es el día a día de nuestro trabajo. Son muchos y muy variados los problemas de salud que terminamos arrastrando con el paso de los años, y que nos llevan a llegar a la edad de jubilación arrastrando los efectos permanentes de los mismos.

Problemas de espalda, de cervicales, trastornos del sueño, problemas estomacales, obesidad, tabaquismo, de corazón, y todos aquellos que me faltan de enumerar y que son muchos. La particularidad propia de este trabajo, muchísimo más duro de lo que parece. Muy lejos de esa idea romántica que tienen la mayoría de los ciudadanos sobre nuestra profesión. Que a veces les da la impresión de que vivimos de maravilla, que somos poco menos que turistas. Una realidad que cuando alguno tiene la oportunidad de verla de cerca, le lleva a cambiar radicalmente de opinión.

Pero lo más grave de todos esto, después de los perjuicios que tiene para nuestra salud, es la falta total de reconocimiento por parte de la administración de esas enfermedades, que sean reconocidas como se merece como enfermedades profesionales, que sean valoradas en justicia cuando deciden sobre nuestro futuro a la hora de la jubilación, o de las pre-jubilaciones. Un problema por el que tenemos que luchar, para que sean reconocidas tal y como se merece. Hasta el punto de que se tengan en cuenta a la hora de ser valoradas. Este problema es muchísimo más importante de lo que parece. Es una injusticia contra la que tenemos que luchar con todas nuestras fuerzas. Tenemos que conseguir que el gobierno de turno legisle al respecto y se nos reconozcan como enfermedades profesionales las secuelas que deja sobre nuestros cuerpos esta profesión.

Porque después de todo, es lo que realmente importa, la salud, es lo más importante. No podemos continuar como hasta ahora, a merced de los caprichos de médicos y de tribunales médicos que se rigen por leyes obsoletas y totalmente injustas, llevados por los consiguientes recortes en materia de sanidad. Del mismo modo que debemos de luchar por conseguir el derecho a poder jubilarnos a los 60 años. No es de justicia que haya profesiones como, por ejemplo, la de guardia civil, que se pueda acoger al derecho de jubilarse a partir de los 55 años. Si, como dice nuestra Constitución “Todos los españoles son iguales ante la ley” ¿Porque no lo somos también en este caso?

Tal vez sea una consecuencia más que arrastramos desde siempre por la falta de unión en el transporte, una falta de unión que nos ha llevado a que seamos una profesión abandonada a nuestra suerte y a merced de los caprichos de gobernantes, esos que hacen y deshacen sobre nuestras vidas a su antojo, porque nunca nos hemos plantado como deberíamos. Ni hemos puesto sobre la mesa a ningún gobierno todas nuestras demandas, y por supuesto, también este tema tan importante como el de nuestra salud. Tendremos que ser nosotros los que de una vez dejemos de quejarnos en público y en privado, para comenzar a dar los pasos necesarios en la búsqueda de soluciones legales a nuestra situación.

Seguramente, llegado a este punto, ahora todos los que están leyendo este articulo, estarán pensando, o habrán pensado ya, en los problemas de salud que cada uno padecemos como consecuencia del ejercicio de esta profesión. Aquel que no los sienta, seguramente será porque no lleva mucho tiempo al volante de un camión. Pero que no sea egoísta, que piense que más tarde o más temprano, terminará padeciendo alguno de los problemas de salud que acarrea estar todos los días en la carretera. Así que pedirle que me permita un consejo: “Que comience a pensar en el futuro y en la necesidad imperiosa de luchar por el reconocimiento de las enfermedades profesionales por parte de la administración”

Por desgracia este es un problema del que nadie se salvará, ni tan siquiera aquellos que cuidan su salud. Tarde o temprano terminará por sentir en su cuerpo las secuelas de un trabajo muchísimo más duro de lo que parece. A partir de aquí, invito una vez más a la reflexión a todos los compañeros, para que tengamos en cuenta la necesidad de reivindicar el reconocimiento y la obligatoriedad de los gobernantes de tenernos en cuenta a la hora de valorar nuestro trabajo como se merece. Como siempre ¡¡¡¡BUENA RUTA!!!!.

Foto: Archivo Diario de un camionero leonés