El de ayer fue un dia totalmente diferente a los del resto del año para mi. Como viene siendo habitual en los ultimos años, cada vez que vuelvo de vacaciones al pueblo en Navidad, me encargo de dirigir a un grupo de niños de la localidad en una obra de teatro. Me gusta ver en ellos esa ilusion que ponen por actuar en un escenario. Es cierto que son niños, y por tanto requiere una paciencia especial prepararles, simpre revoltosos e inquietos, dispuestos en cualquier momento para enredarse en juegos, lo que obliga a mas de un grito y a imponer respeto. Pero luego cuando se les exige dedicacion a la hora de los ensayos tambien muestran su disposicion a ser corregidos y prestan atencion cuando les indico la mejor manera de expresarse.
Luego cuando llega el dia del estreno, como ayer, se hace necesario calmarles los nervios previos a la actuacion, la mejor manera de salir al escenario por primera vez y vencer el temido panico escenico. A medida que va avanzando la obra yo me quedo entre bastidores encargandome de ser el apuntador ante posibles olvidos del texto, encargado de los efectos de sonido y de indicarles a cada uno el momento de entrar en escena. Me siento orgulloso de ellos cuando compruebo las risas del publico, las interrupciones por los aplausos, y voy comprobando que todos esta saliendo como estaba previsto.
Veo con orgullo sus caras cuando termina la funcion y los espectadores aplauden reiteradamente y les vitorean. Ellos se sienten protagonistas por un dia, orgullosos de recibir felicitaciones. Cuando como ayer hacemos dos funciones siempre me preguntan al final de la primera a que tanto por ciento han actuado, ya que durante los ensayos siempre les califico por debajo de lo que ellos merecen, sobre todo para que no sientan que lo estan haciendo perfecto y se exijan a ellos mismos mejorar.
Por un dia vuelvo a recordar mis años dde juventud cuando era yo el que estaba en su lugar y me subia a un escenario para actuar. Comprendo perfectamente como se sienten cuando se les corrige en los ensayos. Se muy bien lo que son los nervios atenazando el estomago en los minutos anteriores al estreno. Esos momentos en los que tienes la sensacion de que de pronto se te ha olvidado todo el texto, el miedo al fracaso ante una sala llena de espectadores. Pero tambien se la satisfaccion que se siente cuando la funcion transcurre como estaba prevista y el orgullo final de recibir los aplausos.
Asi pues ayer fue un dia diferente para mi, un dia en el que durante unas horas me olvido del camion, del trabajo y de todos los problemas cotidianos. Un dia en el que siento el orgullo del trabajo bien hecho al ver el exito que el grupo de niños ha tenido y al que yo he contribuido con mi modesta aportacion. Despues siempre queda el compromiso de que al siguiente año volveremos de nuevo a preparar otra funcion de teatro. Hoy para cerrar la Navidad queda la noche de reyes en la que de nuevo volvere a colaborar como Rey Mago en la cabalgata.
Asi mas o menos transcurren mis vacaciones de Navidad en el pueblo, en las que tengo que reconocer que me gusta sentirme util y colaborar con el ayuntamiento de la localidad para que estos dias sean diferentes. Como siempre ¡¡¡BUENA RUTA!!!.