Otra puñalada más a León

Como puñalada se puede calificar lo que han hecho la Junta de Castilla y León, la Diputación de León y la Universidad con el Instituto de Biotecnología Inbiotec, que está a punto de desaparecer ante la falta de apoyo de las tres instituciones por una deuda de 200.000 euros.

Otra puñalada más a León por parte de unos gobernantes empeñados en cargarse la provincia a cualquier precio, ya que no les importa esta provincia lo más mínimo, otra puñalada y ya he perdido la cuenta de cuantas van a lo largo de la historia, por parte de unos gobernantes que si tuvieran un mínimo de vergüenza no saldrían ni a la calle, y mucho menos presentarse a cualquier elección democrática.

Da exactamente igual del color politico que sean, son todos iguales, unos traidores a la provincia de León, tan solo se salva el alcalde de León, pero del resto no hay por donde cogerlos, llevan comportándose así a lo largo de la historia, están plenamente convencidos de que esta provincia no necesita industria y progreso, ¿Industria para qué?, ¡Ni hablar del tema!, no vaya a ser que se contamine la catedral, que para esa si que hay todo el dinero que haga falta, hay que estar restaurándola durante siglos, así que no le pueden faltar las ayudas.

Pero para la poca industria que queda o para investigación, ni un euro, mejor que se quede la provincia sin el menor atisbo de industria, que con que sea una provincia de servicios ya vale, que vengan los turistas a ver la catedral, y tampoco muchos, no vaya a ser que molesten a los gobernantes en sus cómodos despachos con el bullicio de la calle.

Porque hasta eso, tampoco hay dinero para promocionar la provincia en el resto de España o del mundo, con hacer campañas de publicidad provinciales sobra, no sea que se le ocurra a la gente venir a ver las Cuevas de Valporquero, las Médulas o a esquiar a la estación de San Isidro. Mejor que se queden en sus casas, que con promocionarla ente los habitantes de la provincia ya sobra, por si algun habitante de León aún no se ha enterado de donde quedan estos lugares.

Y así todo, politicos traidores a la provincia nos sobran, incluso de esos que se apropian de la bandera y el nombre de León solo para las campañas electorales pero que, cuando pisan las moquetas de las cortes de Castilla ya han cambiado las promesas que hicieron a los electores por prebendas.

Porque ni tan siquiera tienen lo que hay que tener para hacer valer el poder bisagra que tienen en la Diputación para obligar al PSOE a posicionarse claramente a favor de la autonomía leonesa, dando muestras vergonzosas de lo que son, simplemente apoltronados en cargos públicos para seguir medrando y repartiendo favores a los amigos y poco más.

Es muy triste que nos tengamos que acostumbrar a estas traiciones, pero más triste es que todavía haya quien les seguirá votando, cuando deberíamos salir todos los leoneses a la calle en masa y echarles de los cargos que ostentan porque no nos representan, nos mienten y nos han traicionado y lo seguirán haciendo.

Sencillamente vergonzoso lo que pasa en esta sufrida provincia.

EL Alcalde de León José Antonio Díez Díaz es mi HÉROE: I

Sí, tal y como suena, el alcalde de la ciudad de León, José Antonio Díez Díaz es mi HÉROE, me refiero a la ciudad de León, en la provincia de León, actualmente perteneciente a la Comunidad Autónoma de Castilla y León, en este país llamado España, por si alguién del Polo Sur que pudiera leer este artículo de opinión, tiene alguna duda para su localización.

Alcalde de una ciudad que amo, que no nací en ella, porque me fueron a nacer al sur de esta provincia, pero la he sentido como mía, al igual que su provincia, su comunidad y mi país, que es España, porque creo firmemente que no hay que ir permanentemente cubiertos de banderas, porque estas se llevan en el corazón, y las peores fronteras son las mentales. 

Pero en el caso de León, yo sí he paseado en mi camión desde que en la ahora llamada Unión Europea tenía otro nombre, cuando España no formaba parte y aún se hacían fronteras con los camiones. Desde entonces, se han descolorido en las distintas cabinas de los camiones que conduje, 6 banderas que aún guardo. ¨La ultima, la número 7 aún conserva el color y el escudo original, que solo los leoneses sabemos cómo es su verdadero color. 

¿A santo de qué viene esto?: Pues viene porque el pasado 11 de este mes de Junio, cuando el Ministro de Transportes, Agenda y Movilidad Urbana, José Luís Ábalos, visitaba la ciudad, despreció al alcalde de León con su comportamiento, pero no solo él, también le despreciaron los mismos compañeros de su propio partido, que no le incluyeron en la visita a la Diputación provincial que gobiernan, una instituciòn que, por sí sola da para varios libros.

No voy a relatar aquí la visita, para eso están las hemerotecas y los vídeos de televisiones. Lo grave de todo esto es la amenaza de un guardaespaldas del ministro, por mucho que el titular ministerial le quiera dar otro cargo, eso de: «Al ministro no se le señala con el dedo», la respuesta del alcalde: «Tú a mí no me amenaces». La respuesta del ex-guardaespaldas: «Me quedan tres años para joderte». La respuesta del alcalde: – «Y a mí dos como alcalde para denunciar los incumplimientos con León». Otra amenaza velada del ahora asesor: : «Es tu secretario de organización y le debes un respeto», respuesta de José Antonio Díez Díaz, alcalde de León: «Yo soy el alcalde de León, de todos los leoneses. De los de derechas, izquierdas, los que me votaron y los que no».

El ex-guardaespaldas se va cabreado, y el alcalde, segun recoge Leonoticias.com, contesta a sus allegados: «¡¡Ya está bien de venir a León y no hacer nada de lo que se promete!!».

Nota para el posible lector del Polo Sur: Todo lo anterior sucede entre miembros de un mismo partido, hasta ahora denominado: Partido Socialista Obrero Español, el comportamiento real con la sociedad y en significado de sus siglas tienen muy poco que ver.

Asi que un simple camionero como yo, que aunque esté mal que lo escriba, allá por 1.992 en el Norte de Italia, en un sábado caluroso, después de ayudar a un camionero del norte de Rusia a cambiar una rueda de su trailer que había reventado por el exceso de peso, vencido su orgullo ruso del principio, y con una coca-cola cada uno en la mano, nos mostrabamos mutuamente en los mapas, el pueblo en el que habíamos nacido cada uno, nos intercambiamos regalos, yo le dí a él un cassette del grupo musical Celtas Cortos que contenía la mítica canción «20 de abril», y aún guardo una flauta echa a mano por él, que insistió en que me quedara. Sí, tal y como lo escribo, porque uno siempre se ha sentido muy orgulloso de ser de pueblo y de vivir en él.

Ahora, 29 años después, contemplando esta escena de desprecio, no solo al alcalde de León, también a los leoneses y leonesas, sean de la ideología política que sean; habiendo nacido hace casi 62 años en un pueblo, recorrer toda Europa en la cabina de un camión, para terminar como emprendedor en el pueblo en el que me trajeron al mundo. Viendo y observando todo, la memoria se llena de recuerdos, de rabia y de impotencia. 

Por eso, Don José Antonio Díez Díaz, alcalde de León es mi HÉROE, por él, por todos y todas, leoneses y leonesas que a lo largo de estos años han tenido que marchar, y siguen marchando, de una hermosa provincia, para que el posible lector del Polo Sur comprenda todo esto. No solo para esos que desconocen la realidad y la identidad leonesa, que no queremos separarnos de España, no y ¡¡Mil veces no!!, queremos que se nos respete, que nuestros hijos no tengan que irse a Australia para poder vivir, por todo el pasado, el presente y el futuro, a partir de estas primeras letras mal juntadas, todos los domingos le dedicaré un capítulo al alcalde actual de León y desgranaré hechos, de héroes como él, pero de muchos, muchos políticos y gobernantes que han traicionado y siguen traicionando a los leoneses, con sus promesas electorales y sus hechos reales.

¿Saben ustedes lectores por qué los habitantes de esta provincia claman por una autonomía propia, a la que no les importa que se sumen las provincias de Zamora y Salamanca? Yo se lo explicaré.

Porque es muy triste la situación actual, pero es más triste aún que el anterior líder político que llenó España y el mundo con el nombre de Leon, antes que el actual alcalde, fuera Don Juan Morano Masa, tristemente fallecido, pero nacido en Madrid, que terminó defenestrado por el Partido Popular, cuando siendo Diputado en el Congreso votó en contra del cierre de una cuenca minera leonesa.

Continuará….

Foto: Viñeta de humor del dibujante Lolo

 

Me duele en el alma la provincia de León que veo

Después de muchos meses sin escribir en el blog, no he podido por menos de volver a hacerlo sobre la provincia de León, no solo por ser la provincia en la que nací y en la que vivo después de muchos años fuera de ella, de muchos kilómetros sobre las espaldas al volante de un camión por España y Europa pero, sobre todo, de haber llevado siempre con orgullo en las diferentes cabinas que habité en los viajes, la bandera o las banderas de León, porque fueron más de una al tener que sustituirlas cuando perdían el color original.

Ahora, en plena segunda oleada de esta maldita pandemia que nos trae a todos de cabeza y que desgraciadamente se está cobrando demasiadas vidas. Ahora, veo una provincia de León sumida en la mayor de las depresiones, del olvido y con un futuro incierto, del que nadie sabe como saldremos y seguiremos cuando todo este drama sanitario termine, que terminará.

Veo una provincia, una vez más -y ya van tantas y tantas-, olvidada y abandonada a la suerte de un futuro nada bueno, por esos políticos propios y ajenos, que siempre han traicionado a la provincia leonesa. Eso sí, con grandes discursos hipócritas y cínicos con palabras que dicen justamente lo contrario de lo que son sus hechos y realidades posteriores. Políticos con esa especie de «complejo de inferioridad trasnochada», acusando siempre a la Junta de Valladolid de todos los males que padece la provincia.

Pero absoluta y totalmente incapaces de hacer un ejercicio de dignidad y de honradez, para reconocer que las culpas es muy posible que no sean todas de la Junta castellana, pero sí muchas de ellas de nuestros políticos provinciales que no son capaces de hacerse valer como Dios manda ante los que rigen los destinos de los leoneses en Valladolid y en Madrid.

Muchas declaraciones rimbombantes, mucha «mesa por Leon», mucho paripe y demostraciones falsas de que para ellos lo primero somos los leoneses, pero los datos demográficos, económicos, empresariales y reales, dicen justamente todo lo contrario, en todos los aspectos.

Sabido es que estos políticos de León pierden el culo por hacerse la foto y salir en los medios, hacer declaraciones, decir a los cuatro vientos que León tiene que recuperar su esencia auténtica, mucho sumarse a iniciativas más o menos independentistas contra Castilla, mucho paripé. Pero muy poco, o nada, de apoyar al empresariado leones, fomentar el emprendimiento en las zonas rurales, nada de mejorar las comunicaciones por Internet, nada de iniciativas auténticamente basadas en mejorar la calidad y la promoción de las empresas de la provincia para que sean competitivas a nivel nacional e internacional.

Mucho menos, absolutamente nada de plantar cara de una maltita vez a todos y cada uno de los problemas que están llevando a esta provincia a tener una población envejecida. Nada de retener con ayudas y promoción a la juventud leonesa, a la que no le queda otra salida que terminar emigrando desencantada con su propia tierra. Eso sí, si por una casualidad, fruto de su esfuerzo y promocionados como Dios manda, lejos de León triunfan y se hacen famosos. Tranquilos que entonces, esos políticos cobardes perderán el culo por hacerse la foto con ellos, decir que son leoneses y hasta les darán premios, hipócritamente una vez más, después de haberles obligado a emigrar.

Asi que, señores políticos leoneses de todos los colores: Hagan un ejercicio limpio y sincero de conciencia sobre su forma de actuar, pongan sé las pilas de una maldita vez; dejen a un lado ese «complejo de inferioridad» ante Valladolid y Madrid. Apoyen económica y moralmente a esos jóvenes emprendedores y más que preparados para que se queden en León, denlo todo por las empresas y las gentes de la provincia. Consigan que los que emigraron vuelvan a la tierra que les vio nacer con toda su experiencia personal y laboral, para que esta provincia vuelva a ganar en población y riqueza, en lugar de esta sangría poblacional y económica.

Porque de lo contrario, León terminará siendo únicamente un lugar de turismo telemático, que tendrá como lema de promoción: «Aquí hubo hace años…»

Foto: Archivo Diario de un camionero leonés

 

Llegar 42 años tarde, es difícil, pero no imposible

Las nuevas peticiones, declaraciones, mociones municipales y reivindicaciones para que León, Zamora y Salamanca tengan reconocida su propia autonomía como País Leonés, desgraciadamente llegan 42 años tarde, demasiado tarde, lo cual convierte todo esto en que sea casi imposible que se haga realidad pero, como todo en esta vida, no es imposible.

Llega 42 años tarde porque cuando en el año 1978 se constituyó la pre-autonomía de Castilla y León, una vez más, para no variar, los políticos que entonces estaban electos en las tres provincias, miraron para otro lado. Especialmente los de la provincia leonesa, con Rodolfo Martin Villa al frente, entonces Ministro de Interior, curiosamente nacido en Santa Maria del Páramo.

Una vez más, León mira para otro lado, se somete con esa especie de «complejo de inferioridad» a los gobernantes que no viven en la provincia, y ahora parece que han despertado 42 años después, para darse cuenta de que las tres provincias han sido desmanteladas, la población ha envejecido, los jóvenes continúan marchándose y, ahora ya formamos parte de esa denominación que no me gusta nada y que se ha puesto de moda: «la España vaciada».

¿Vaciada de qué? Vaciada de ideas, de proyectos que tengan futuro, de mirar únicamente a las zonas rurales como si todos fuéramos agricultores y ganaderos, con infraestructuras viarias, de comunicación telefónica y digital tercermundistas, de desmantelamiento de la sanidad rural de una forma despiadada, sin alternativas reales y fiscales que estimulen a esos jóvenes a quedarse e intentar progresar en la tierra que nacieron, y todo lo demás, en una España de las autonomías, que en muchos casos lo que han hecho es crear nuevos centralismos.

Sobre todo en aquellas autonomías que engloban muchas provincias, sino que les pregunten a los habitantes no solo de León, también de Cuenca, Teruel, Almeria, Orense, Lugo, Salamanca, Soria, Segovia o Zamora, -por citar solo algunos ejemplos-, qué piensan del trato que reciben de sus gobernantes autonómicos.

No es que esté en contra de las Comunidades Autónomas, ni mucho menos, que no se rasgue las vestiduras nadie, tan solo se trata de reflejar una realidad. En el caso de Castilla y León, uno de los  problemas es esa «Y griega«, que sangra a los leoneses. Ya no se dice o escribe en muchos casos «castellanos y leoneses» o «Castilla y León», sino «castellanoleoneses o Castilla León. Pero no es tan solo una cuestión semántica. Desgraciadamente, es mucho más que eso, ni tampoco esa especie de complejo de inferioridad con respecto a Valladolid.

La realidad industrial, poblacional y palpable es que en esta Comunidad Autónoma, solo prima en intereses económicos, políticos y de futuro, el eje Valladolid, Palencia, Burgos. El resto desmantelado industrial y poblacional, lenta y dolorosamente.

Ante esta nueva reivindicación de una autonomía propia, que está muy bien, han surgido voces políticas y absolutamente ignorantes que producen vergüenza ajena. El ex-presidente de la Castilla-La Mancha José Bono Martínez afirmó: «No se pueden crear nuevas fronteras en Cataluña y León». Mire usted señor Bono: Los leoneses no quieren la independencia de España, nos sentimos muy españoles y no queremos un país propio. Tan solo pedimos, entre otras muchas cosas, que las tres provincias tengan futuro, que no sigan desmanteladas, olvidadas cada día más, que las personas que vivimos en las zonas rurales deseemos y luchemos por quedarnos en ellas porque vemos futuro, no solo para nosotros, principalmente para nuestros hijos.

Que no nos entren ganas de marchar porque pagamos más impuestos que los habitantes de las ciudades, pero recibimos unos servicios, repito, tercermundistas. No es justo que una persona que vive en la meseta o en la montaña, ya sea leonesa, de El Bierzo, Zamorana o de Salamanca pague, por ejemplo, más que un habitante de La Castellana en Madrid por tener cobertura 3G en el telefono, como mínimo, para luego no tener cobertura o quedarse semanas sin ella.

No es justo que paguemos los mismos o más impuestos que un habitante de Madrid capital, Valladolid, Barcelona o cualquier otra ciudad, para que se desmantele sin piedad y por puros intereses económicos la sanidad. No es justo que ahora, nuestros mayores se tengan que subir a un autobús y recorrer, como mínimo, 35 kilómetros para ser atendido por un médico. No es justo que no haya hospitales comarcales y tengamos que vernos obligados a masificar las urgencias de los hospitales de las ciudades. No es justo que no se estimule fiscalmente a los jóvenes para que inviertan y creen riqueza y empleo en las zonas rurales. No es justo que desde que tienen conciencia de la realidad que ven a diario, su única meta sea salir de la tierra que les vio nacer.

Podría seguir alargando las injusticias, pero las anteriores son tan solo unos ejemplos. Que les quede claro a los políticos de Salamanca, Zamora y León, sean del partido que sean, que no se puede intentar convencer con mentiras en campañas electorales, para terminadas estas, seguir haciendo lo mismo que sus antecesores, mirar para otro lado. Así que, aunque las reivindicaciones de una autonomía propia para las tres provincias, llegue 42 años tarde, el descontento social de los ciudadanos que las habitamos, puede dar un vuelco radical y convertir esas demandas en una realidad, porque el deber principal de un gobernante es hace realidad las demandas de los ciudadanos que les votaron. Pero si no lo hacen, la solución es muy fácil, se cambian democráticamente por otros que se dejen la piel en hacerlas realidad.

Foto: Archivo

¿De verdad el transporte interesa a los políticos y a la prensa?

En un año como este 2.019, cargado de elecciones generales, autonómicas, municipales y europeas; en las que nuestros oídos se han tenido que acostumbrar, o no tanto, a discursos, proclamas de todo tipo, y una llamada generalizada por todos los partidos políticos, a las urnas, poco o nada hemos oído hablar del transporte y sus problemas, tanto actuales como futuros, que lo son, y muchos.

Este país nuestro ya se ha acostumbrado a una realidad, más o menos cotidiana, con política por todas partes y de todo tipo, con noticias que llaman más o menos la atención de oyentes y telespectadores, pero siempre con esa particularidad única que tienen todos los medios informativos en España, en los que las noticias de hoy son olvidadas al día siguiente, o cuando otro titular llamativo y espectacular tapa al resto.

Poco o nada han recogido, más allá de los accidentes en los que está implicado un camión. Hoy mismo no puedo por menos de sorprenderme, por la absoluta ignorancia de los periodistas. Incapaces de distinguir entre un camionero y un transportista.

Metiéndonos a todos en el mismo saco con la polémica de la reforma del ROTT, y la exigencia de poseer el título de F.P. o el Bachillerato para acceder, los aspirantes nuevos, al título de transportista, que faculta al poseedor del mismo para ejercer como nuevo empresario a la profesión. Pero no para los conductores profesionales, que bastante tienen con gastarse el dinero en adquirir los diferentes carnets, acompañados del correspondiente curso de capacitación profesional (CAP). Mezclándolo todo con la falta de conductores, dicen que 15.000. 

Olvidándose, interesadamente, o no, de los bajos sueldos y las condiciones de trabajo. Dias, semanas y meses fuera de casa. Principalmente para que a, aquellos «antonios» que ahora mismo viajan rumbo a las vacaciones, nos vean como un estorbo en las carreteras. Porque cogen el automóvil una vez al año para viajes largos. Mientras nosotros nos quedamos obligatoriamente aparcados para que ellos circulen. Como si todo lo que llevan en el maletero, lo que compren por el camino y a su llegada a destino, se lo hubieran llevado para ellos en exclusiva en helicópteros.

Del mismo modo que no se arma cualquier revuelo correspondiente en esos programas de la televisión sensacionalista de las mañanas. No sea que vayan a perder audiencia, y manden a un reportero a preguntarle directamente a los camioneros.

Tranquilos compañeros de la ruta. Que todavía no veremos a un/a periodista subido en la cabina de un camión pasando penalidades diarias a nuestro lado. Mostrando a esos «antonios» la verdad. Si, que también somos personas, tenemos familias y vidas, que viven con la mima pasión e incertidumbre nuestros problemas, eso sí, en tiempo real.

Tranquilos, que pocos homenajes veremos a los compañeros fallecidos, auténticos profesionales del volante, cuando tristemente nos dejan, ya sea por un lamentable accidente o una enfermedad propia de nuestros años en las carretera; en esos canales sensacionalistas de las televisiones.

Eso sí, primará mucho más los dimes y diretes de famosillos de «bragueta», como la Belén Esteban, o la boda de un futbolista con una modelo y presentadora. De esas y esos que ahora se han convertido en «Influencers» o «Youtubers», porque graban al minuto sus vidas y las cargan en redes sociales con productos que se convierten milagrosamente en «tendencia».

Ironías aparte, como camionero que está cada día subido en un camión, que ve y siente en sus propias carnes los problemas que padecemos por todas partes, no solo los propios, también los del resto de compañeros de carretera. Uno, puesto a comparar unas noticias con las otras, no puede por menos de sentir cierta vergüenza ajena, de cómo esta esté país nuestro, en todos los aspectos.

Dejando de un lado la corrupción y el que aparezcan Pilatos por todas partes lavándose las manos públicamente, creo que es de recibo que también se nos dedique a nosotros al menos diez minutos en los informativos, o por parte de algún político. Para que los camioneros seamos noticia no solo por los accidentes, también por los robos, que todos somos víctimas de ellos, la falta de seguridad en aparcamientos por falta de vigilancia, tanto pública como privada y todo lo demás.

Que el personal anda muy cabreado últimamente. El día menos pensado nos levantaremos con una noticia trágica, en la que algún compañero harto de padecerlos, acabada su paciencia, hastiado de la poca vigilancia en aparcamientos y áreas de descanso, se tomará la justicia por su mano. Que conste que, a pesar de todo, yo no deseo que ocurra, pero tal y como está el panorama, cualquier cosa puede ser posible.

Del mismo modo que vemos noticias que, hasta nos pueden provocar risa, del tipo: “Conductor multado por no guardar la distancia de seguridad al adelantar a un perro”, que sí, que es real, no me la invento, al igual que otras absurdas en su contenido, también se podían tomarse la molestia los periodistas, que ejercen como tal, de dedicar alguno de sus trabajos a la otra parte del transporte.

La que sufre el cabotaje despiadado por parte, no solo de las empresas de los países del Este, también aparentemente nacionales, dispuestas a quedarse con todo, con sueldos de miseria y conductores como esclavos viviendo meses en una cabina por toda Europa sin visitar sus casas, incluso haciendo del camión su vivienda permanente, tan solo para engordar las cuentas de resultados de las multinacionales del sector.

Convertidos como todos en un número más, tele-dirigido vía GPS con control permanente, incluso hasta para que no se haga ni un kilómetro de más, ni consuman un litro más de gasóleo del que sus empresas les marcan como obligatorios.

Es tal el desconocimiento de la población sobre la realidad del transporte que uno alucina, tal vez porque los ciudadanos siempre tienen en las estanterías todo lo que quieran comprar. Si algún día no hay un producto determinado, seguramente será porque el camión no llegó a tiempo en unos horarios marcados por otros, pero así todo en la cadena del consumo, tanto en supermercados, fabricas, hospitales y demás.

Que alguien imagine que ocurriría si cada día no saliéramos a la carretera con nuestros camiones, que piense en el caos correspondiente. Pero no solo los ciudadanos de a pie, también los políticos. Por cierto, entre los primeros también estaría ese tipo de prensa que nos utiliza interesadamente, pero equivocada e ignorante. Incapaces de distinguir entre un camionero, un transportista y una empresa de transportes.