SIN ANIMO DE OFENDER.

Espero que lo que voy a escribir a continuación no ofenda a nadie, aunque seguramente alguien estudiara a fondo las palabras y puede que le moleste alguna coma mal puesta. Pero este es uno de los riesgos de escribir. Después de todo aquí plasmo únicamente mis reflexiones personales, y como tal tienen que ser entendidas. Sobre todo porque -repito una vez mas- jamas me he creído en posesión de la verdad absoluta, tengo mas dudas que nadie -y que no me falten- y así voy a seguir. Mas que nada porque aquellos que no tienen nunca dudas, están absolutamente seguros de todo, tanto de lo que dicen, como de lo que hacen, me preocupan, porque suelen tender, y mucho, hacia posiciones dictatoriales e intransigentes.

Sin animo de ofender a aquellos que confunden la velocidad con el tocino. Lo que creen que mañana mismo, incluso esta tarde, tenemos que hacer una huelga en el transporte. Error, gravisimo error. Para llegar a ese punto primero hay que hacer algo fundamental, organizarse y muy bien. En esto estamos aun a años luz de como están organizados los compañeros de otros países. Aquí que cada cual tome como ejemplo el país que quiera, de esos que tanto admira en cuestiones de transporte. Pero para llegar a esa organización tan necesaria primero hay que sentarse a hablar, y mucho, defendiendo cada uno sus posturas, teniendo muy claro quien es en esto del transporte, pero siempre con un espíritu de dialogo y de colectivo por encima de todo.

Sin animo de ofender a aquellas personas que cuando leen la opinión personal o ajena, sacan de contexto frases sueltas, se quedan únicamente con aquello que les interesa y desprecian el resto. A estas personas les invito sinceramente que lean varias veces el texto integro, lo mastiquen mentalmente y luego que opinen en consecuencia. Que aquí, en este país nuestro, somos de sangre muy caliente -yo también- que afortunadamente soy humano y me equivoco. Porque, mas que nada, se generan a veces debates inútiles desde el principio que terminan en insultos y descalificaciones innecesarias.

Sin animo de ofender a aquellos que utilizan las informaciones publicas sobre el sector para sesgarlas, cayendo en el mismo error, incluso en mas, que los que vienen cometiendo desde hace años los medios de comunicación en este país. Que no es otra cosa que darnos información interesada, manipulada y convenientemente dirigida hacia los destinatarios finales. No es de recibo -pienso- criticar públicamente hasta el ensañamiento a personas y organizaciones, para después, por la puerta trasera intentar conseguir una entrevista o unas declaraciones. Esto, evidentemente, no deja de ser mi particular punto de vista, y como tal debería ser interpretado.

Sin animo de ofender a quienes se dedican a compartir sin mas miramientos en las redes sociales post o noticias, sin tener al menos la delicadeza de observar las normas de los grupos o la filosofía de los destinatarios finales. Pudiendo llegar a ofender en los principios de aquellos a los que quieren hacer participes de aquello que les gusta. Mas que nada para evitar posibles conflictos futuros. Precisamente también, por lo que comentaba mas arriba. Que somos muy dados a las interpretaciones «entre lineas», buscando intenciones que tan solo están en nuestra mente. Por esa tendencia que hay a la masturbación mental mal interpretada, cayendo en ese vicio tan español que yo llamo «vivir las vidas ajenas».

Sin animo de ofender a quienes se cierran en banda cual almejas amenazadas, en su propio caparazón, en la cerrazón de posturas intransigentes. Disparando misiles envenenados cargados de odio hacia personas de otras nacionalidades como si este mundo fuera exclusivamente suyo. Poniendo fronteras que solo están en su mente. Sin darse cuenta, de entrada, que nunca los seres humanos, a lo largo de su historia, hemos elegido donde nacer, que nos nacen. Que por la misma regla de tres, ellos podrían perfectamente haber nacido en aquellos países de origen que ellos tanto odian. Que vivimos en pleno 2015. Ahora después de terminar estas lineas, me pondré a chatear con mi amigo John que anda trasteando con su tren de carretera por el desierto australiano. Ayer tiraba su camión de cuatro cisternas de combustible. Con esto quiero decir que en los tiempos que corren me parece tercermundista poner fronteras y banderas a las personas. Mas, si cabe, en esto del transporte, que siempre fuimos ciudadanos del mundo ante todo.

Así pues, sin animo de ofender, mas allá de dejar aquí plasmada una reflexión personal, que nadie se rasgue las vestiduras y entienda lo anterior como lo que es, si después de todo, le ofende una coma o acento mal puesto, alguna palabra que debería ir acompañada de la preposición correspondiente, un adjetivo errado, o lo que sea, pues eso. Como siempre ¡¡¡BUENA RUTA!!!.

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