No cariño, tú no eres español. Opinión de Laura Moreno

Desde que comencé a escribir en este blog, siempre he dejado en el mis opiniones personales, mis fobias y mis filias, que para eso es. Pero hoy quiero hacer una excepción y reproducir aquí la opinión que dejo en su muro de Facebook Laura Moreno, una mujer malagueña que decidió opinar sobre el controvertido tema de la independencia de Cataluña. Como siempre que cada cual opine al respecto.

«No cariño, tú no eres español. Ser español no es llevar la bandera, ni gritar como un berraco frases de odio que espero que no sientas. Tampoco lo es ponerse una pulserita en la muñeca, ni cantar el cara al sol. El concepto de ser español es algo totalmente distinto, o al menos lo debería ser, porque a estas alturas de la historia yo ya no sé qué decirte.

Como española que soy, te voy a contar lo que para mí es ser español:
Ser español es arder cuando arde Doñana o temblar cuando tembló Lorca; es sentarte a escuchar historias de meigas en Galicia y llegar a creértelas; es ir a Valencia y no sentir rabia por leer un cartel en valenciano, sino que te agrade poder llegar a entenderlo y es presumir de que las Canarias nada tienen que envidiarle al Caribe.

Sentirse español es sufrir por no haber podido vivir la movida madrileña, enamorarte del mar al oír Mediterráneo de Serrat, es pedirle borracha a tu amiga catalana que te enseñe a bailar sardanas, querer ir a Albacete para comprobar si su feria es mejor que la de Málaga y sorprenderte al ver lo bonita que es Ceuta.

Para mí ser español es presumir de que en Andalucía tenemos playa, nieve y desierto; sentir casi mérito mío que un alicantino esté tan cerca de un Nobel, pedirle a un asturiano que me enseñe a escanciar la sidra y morirme de amor viendo las playas del País Vasco en Juego de Tronos.

También es española la cervecita de las 13.00, el orujo gallego, la siesta, el kalimotxo, la paella, la tarta de Santiago, las croquetas de tu abuela y la tortilla de patatas. Lo son las ganas de mostrarle lo mejor de tu ciudad al que viene de fuera y que tú le preguntes por la suya; es hacerte amiga de un vasco y pedirle que te enseñe los números en euskera, por si pronto vuelves a por 2 ó 3 pintxos; es enorgullecerte de ser el país ejemplo a nivel mundial en trasplantes, de formar parte de la tierra de las mil culturas y de ser los del buen humor.

No hay nada más español que se te pongan los vellos de punta con una saeta o con una copla bien cantá, atardecer en las playas de Cádiz, descubrir casi sin querer calas paradisiacas en Mallorca, hacer el camino de Santiago en septiembre maldiciendo el frío o que Salamanca y Segovia te enseñen que no hay que ser grande para ser preciosa.

Así que, acho, picha, miarma, perla, tronco, tete, mi niño… eso es ser español, lo otro es política.

Pero si de política quieres impregnar este concepto, también te vuelvo a decir que te equivocas: porque ser español no es desear que le partan la cara a nadie, es sufrir la situación de paro de tu vecino o el desahucio que has visto en la tele; ser español no es oprimir el SÍ o el NO de toda una comunidad autónoma, es indignarte cuando nos llaman gilipollas con cada nuevo caso de corrupción; ser un buen español es querer que en tu país no haya pobreza, ni incultura, ni enfermos atendidos en pasillos del hospital y, joder, querer quedarte aquí para trabajar y aportar todo lo que, durante tanto tiempo, precisamente aquí has aprendido.

Eso es ser español, o al menos, eso espero.»

Laura Moreno. Facebook

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La educación de «los padres»

Que nadie se rasgue las vestiduras, ni se llame a lamentos después de leer lo que a continuación viene, que si, que nadie me lo niegue y quien lo haga es que está ciego o vive en un mundo ajeno a este y paralelo que solo esta en su cerrada mente. ¿Que por qué? Sencillamente porque en este mundo tan rápido, realista a veces y otras no tanto, por todo lo que nos rodea, y más por lo que vemos, desgraciadamente a diario. Se hace mas necesaria que nunca la educación de algunos padres.

Ahora vendrán los necios de mollera, los incapaces de reflexionar sobre sus propios actos a echarse encima de este juntador de letras, llamándome «insultador desvergonzado». Pues no, señores y señoras míos, que de los actos vandálicos, de los botellones descontrolados, de los comas etílicos, del gamberrismo desmadrado, y muchas cosas más de los adolescentes, y no tanto, que avergüenzan, no solo a los adultos, también, y mucho, a la gran mayoría, afortunadamente, de jóvenes de su misma generación que son educados, responsables y como deben de ser. De los otros, de los que salen en las noticias de sucesos y sociedad, de los descontrolados, de esos, los únicos responsables de sus actos son sus padres. Esos que deberían ser reeducados. Esos padres prepotentes, que piensan que los hijos se los tienen que educar en el colegio. Sencillamente porque estaban tan ocupados en conseguir estatus económico, que les dieron todo lo que pedían desde niños, para tenerlos callados y cuando les pidieron la Luna y no pudieron dársela y se volvieron rebeldes contra la sociedad a la que culpaban de no dárselo y se tornaron en delincuentes en potencia, gamberros, alcohólicos prematuros, cayeron a escondidas en la droga y se volvieron carne de presidio o, en el peor de los casos carne fresca y joven de cementerio, cuando ya no había remedio,

Precisamente para evitar ese trágico final, esos padres, deberían  recibir una educación adecuada. Incluso, me atrevería a decir, cumplir ellos con sus propias carnes esas leves condenas de meses de cárcel, que no sirven de nada si no suman dos años, limpiar calles y trabajos sociales en días festivos, para sentir en sus propias carnes la vergüenza ajena y para que les sirviera de lección de humildad mientras tiran de escoba, de reflexión sobre sus errores como padres. Padres prepotentes que no supieron enseñarle a sus hijos la cultura del esfuerzo diario y a ser conscientes, por ejemplo, de que el dinero no crece en los arboles, ni es algo que sirva para comprar voluntades ni favores ajenos.

Porque esos padres que se comportan como nuevos burgueses prepotentes. Esos padres que acuden a colegios a pedir responsabilidades porque sus hijos no aprueban, segun ellos, pero que les tienen engañados. Esos padres que se comportan en los deportes infantiles y juveniles como si sus hijos fueran autenticas estrellas mediáticas, presionando a entrenadores porque todos piensan que sus descendientes son Messi o Cristiano Ronaldo, aunque en realidad sea un paquete que no vale ni para correr detrás de un bocadillo. Esos padres que hacen sentir vergüenza ajena a los que intentan ser buenos padres y buenos educadores. Esos, los de esa lista negra, Necesitan ser educados o ¿No?

Así que nadie se me rasgue las vestiduras, que nadie se llame a engaño, que esta bien de vez en cuando hacer una cura de humildad, bajar de la nube, volver al mundo real, mirarse en el espejo propio y reflexionar cuando ha sonado el teléfono más de una vez y la que llamaba al otro lado era la de un agente de la autoridad diciéndoles que sus hijos habían hecho esto o lo otro, en el mejor de los casos. Mucho antes de que suene una ultima vez para decirles que tienen que reconocer un cadáver víctima de un accidente de tráfico o de algun propietario de lo suyo al que se le fue la mano harto de tanta tropelía juvenil, gamberrismo o robo.

Ahí lo dejo y que cada cual sea responsable de sus actos como padre y madre, que también las hay que hacen sentir vergüenza ajena defendiendo a hijos que son carne de presidio o de cementerio. Para el resto, como siempre ¡¡¡BUENA RUTA EN LA VIDA!!!.

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Carta a los incrédulos

Estimados incrédulos: Permitidme la libertad que me tomo de escribiros la presente carta, pero el objetivo es sincerarme, algo habitual en mí, porque sabido es que si no suelto lo que pienso ya no me quedo tranquilo para poder conciliar ese apetecible y merecido sueño. Así, que sin mas preámbulos allá voy, con la esperanza de que al menos tengáis la deferencia de leerla, luego -faltaria mas- soy libres de seguir en vuestra incredulidad, apatía, escepticismo, reserva mental o como tengáis a bien llamarlo. Veamos:

Resulta que tengo mas que comprobado que vosotros, los incrédulos, y también alguna del sexo femenino, -que no se me ponga celosa por no acordarme-, pues eso, que sois fieles discípulos de Santo Tomás, aquel apóstol que, según el Nuevo Testamento, tuvo que meter las manos en las heridas del pecho de Jesucristo para convencerse de que era Él y que había resucitado. Si, porque sois a la par tan incrédulos, escépticos y reservados mentalmente que no os creeis a veces ni vuestras propias palabras. Dais por falso todo aquello que cae en vuestras manos a modo de lectura, de imagenes y de tanta información como nos vemos obligados a soportar hoy en dia, queramos o no. Que, a lo que iba, la daís toda por falsa, manipulada, interesada, sensacionalista, irreal, imaginaria y producto de las mentes mas retorcidas.

Puede que tengáis vuestra parte de razón a veces, porque si, es verdad que tanta información se presta a la manipulación y el engaño. Sin ir mas lejos, y mas en verano, vemos como, sobre todo en las redes sociales, se entierran todos los años por estas fechas a las mismas personas. Por ejemplo, al tristemente fallecido Don Emilio Alberto Aragón Bermúdez, mas conocido por «Miliki», que dejó este mundo el 17 de noviembre de 2012. Le dan por muerto todos los años, incluso varias veces en el transcurso del mismo año, y nos lo presentan como una «exclusiva» de última hora. Pero eso tiene su lógica y singular explicación. Tenemos tendencia a leer poco, y quedarnos solo con el titular y, a ser posible la foto, para compartirla inmediatamente, aun a riesgo de que nos llamen la atención, pero ahí queda, no vaya a ser que por si acaso, a lo mejor, es posible, que hasta puede, que sea cierta, que eso de la duda es muy español.

Pero en fin, que le vamos a hacer si nosotros los de este país somos en general incrédulos, casi hasta por naturaleza, y la verdad es que motivos no nos sobran, sobre todo viendo el panorama político actual. Pero esa es otra historia, que me largo por los Picos de Europa. A lo que voy, estimados incrédulos. Que no, que no todo es mentira, aunque sea necesario citar aquí los versos de Ramón de Campoamor que dicen: «Y es que en el mundo traidor, nada hay verdad ni mentira; todo es según el color, del cristal con que se mira». Pero como podéis analizar detenidamente en estas palabras escritas por el poeta, hay a la vez, mucho de verdad, pero tampoco toda. Porque siempre hay algo de cierto en todo y también aquello que nos hace crecer la duda. Pero de ahí a ser absolutamente incrédulo de todo, poner en tela de juicio y duda informaciones ciertas, negar la realidad palpable y visible y emperrarse en que todo es falso, sensacionalista, manipulado interesadamente, y todo lo demás, hay un abismo muy grande.

Tan grande que, sinceramente, no puedo por menos de sentir pena y compasión por aquellas personas tan fanáticas de la incredulidad que, imagino, vuestras mentes tienen que ser un auténtico suplicio, un sinvivir, y algo realmente espantoso. Porque una cosa es enterrar todos los años a difuntos, algo que demuestra todo un estudio sociológico de ese carácter tan español de dar por cierto todo, aunque tenga 4 años, empeñarse en hacerlo actual y airearlo a los cuatro vientos digitales, por no perder unas milésimas de segundo en leer la fecha de la noticia, y otra muy diferente es que todo, absolutamente todo, tenga que ser mentira o puro sensacionalismo. Aunque cierto es que lo hay, incluso quien vive permanentemente en el peligroso filo abismal equivocado de no contrastar, pero allá él y sus riesgos. Lamentablemente en este país es líder de audiencia televisiva un «programa» seguido por millones de espectadores a los que les preocupa más la vida de personajillos cuyo mayor mérito fue pasar una noche de desenfreno con otr@ como el-la, que el futuro de sus vidas y el de sus familias manejado por aquellos que les interesa que el pueblo este distraido.

Así que nada, estimados incrédulos, allá vosotros y vuestro tormento mental, pero sinceramente creo que deberíais abandonar mas de vez en cuando la incredulidad permanente y creeros algo de lo que caiga en vuestras manos o ante vuestros ojos, es sano mentalmente y viene muy bien creerse hasta lo que estáis viendo o viviendo, aunque sea tan solo eso, de vez en cuando. Como siempre ¡¡¡BUENA RUTA!!!.

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Allá donde terminan las estrellas

Desde el jueves por la tarde no ha sido nada fácil hacerse a la idea de que alguien a quien conoces desde niño se vaya de este mundo, no sé muy bien a donde, tal vez, como decía el poeta, allá donde terminan las estrellas. Es igual, siempre nos queda esa esperanza del premio después de la muerte, sobre todo cuando nos deja una persona buena, en toda la extensión de la palabra. Que como escribía Antonio Machado de sí mismo en el poema El Olmo: «Y más que un hombre al uso que sabe su doctrina, soy en el buen sentido de la palabra, bueno».

Sé que a tí Paciano te encantaba la poesía y que leías a Antonio Machado, por lo que ahora me permito la licencia de asignarte a ti, como si las hubieras escrito tú, esas palabras. Seguro que me lo permites, con esa sonrisa que siempre te acompañaba. Siempre, y que como tal quedará perenne no tan solo en mí memoria, también en la de todos los que tuvimos la gran suerte de conocerte y de disfrutar de tu alegría, de tus palabras amables cuando nos ponías un café. Aunque un errante de la vida como yo, no pisara en el bar en un año. Siempre con la misma amabilidad, como si terminara de salir por la puerta y se me hubiera olvidado tomar ese café.

Ahora, pero sobre todo desde que me llegó la noticia de tu muerte, necesito escribir estas letras, porque solo aquí soy capaz de escribir lo que mi corazón y mi mente siente. Lo siento, perdona, pero soy así, no puedo evitarlo. Se que tu familia tal vez me lo reproche o puede que lo apruebe. No es morbo, ni mucho menos. Es mi blog personal, mi sillón de psiquiatra particular, donde suelto mis fobias y mis filias, para que a partir de ahí cada cual saque sus propias conclusiones. Me da igual, yo -permite el egoísmo- quedo tranquilo conmigo mismo que también importa.

Por eso, amigo, que sepas que te fuiste, como siempre, demasiado temprano, porque la muerte siempre es injusta. Pero más cuando se lleva a las personas buenas. Esas que no queremos que se vayan nunca, que vivan años, convertidos en cientos, que conserven mientras estén entre nosotros toda la salud y la memoria para contarle a este niño de 56 años aquellas historias de juventud tuya que me contabas y mirarte y oirte con la imaginación-fotografía, como si las estuviera viviendo contigo. Por eso nunca asimilamos del todo que, como decía, las personas ante todo y por encima de todo buenas, se vayan antes que nosotros.

Desgraciadamente así fue. Esta mañana la Iglesia del pueblo se quedó más pequeña que nunca, a pesar de parecernos grande siempre, para tu despedida, eso es la mejor muestra de que cuando nos deja una persona buena, acudimos a su funeral en masa, en respetuoso silencio, con el alma y el corazón rotos por la partida.

A partir de aquí ¿Que más puede decir este niño grande?, ¿Este mal juntador de letras? Todas las palabras serán pocas, incluso puede que nos parecieran escasas. Paciano, desde allá donde terminan las estrellas, en noches de verano o de cualquier estación miraremos al Cielo y si nos fijamos bien, veremos siempre tu sonrisa permanente. Un abrazo, y permíteme esta despedida de camionero. ¡¡¡BUENA RUTA!!!.

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Sin animo de revancha.

El titulo de hoy viene a cuento porque parece que en este país nuestro, siempre qué opinas sobre un tema en concreto, rápidamente te cataloga  la mente calenturienta de turno. Si criticas al gobierno, eres de izquierdas, si destacas algo bueno -que parece que lo tiene- de, por ejemplo- Podemos, ya eres venezolano radical, bolivariano y lo que se le ocurra. Vamos que no entendemos de posiciones intermedias. Sin reflexión, a la española, por la tremenda. Tal vez -pienso yo- que será porque nos falta una auténtica cultura democrática.

Vamos, que los que como yo, ya hace años que peinamos canas, que somos de esa generación que algunos llamaron «X» o pérdida en un amalgama de ideas. Los que conocimos la dictadura del general y en la adolescencia madura pasamos a la democracia, a la libertad peleada. Esa generación de la que me siento muy, muy orgulloso, a pesar de que muchos se quedaron en el camino por culpa de la maldita droga. Que hizo mucho daño el maldito «caballo». Pero que también supimos superar las tentaciones, y hoy muchos ya son abuelos. Una generación que ahora estos gobernantes desprecian dejándola en esa especie de limbo indefinido del maldito paro. Demasiada experiencia acumulada de desengaños laborales, pero noble y tan eficaz o más que cualquier otra.

Ahora que vemos este panorama español de corrupción generalizada, de administraciones públicas y autonómicas burocratizadas al máximo. Que sí, que en pleno siglo XXI, en plena revolución tecnológica se emplean mas papeles que nunca. Que hay veces que en las cabinas de los camiones van mas papeles que mercancía en el remolque. Papeles que en la gran mayoría terminan en la basura del reciclaje para volver meses después a viajar en otra cabina de un camión. Ahora, decía, cuando opinas luego te cuelgan la ideología política. Como si no hubiera más que blanco o negro, sin grises intermedios, ni blancos que no lo son tanto.

Total -que me lío- que veo con estos ojos como gente de mi misma generación que eran de los de la hoz y el martillo y el rojo de fondo, mira tu por donde, ahora son de los de la gaviota o peor aun. Vuelve a adorar y ha echar de menos al generalito. Cuando, es curioso, les recuerdas el día que murió y casi el cien por cien te dicen que lo mejor fué que aquel día se suspendieron todas las clases. Tienen bemoles las cosa. Como cambia el personal. Esta claro que el vil metal en forma de euros, el coche de alta gama, la casa pagada y otra en la sierra, esa burguesía acomodada, les hubiera vuelto millonarios y temerosos de que alguien, en una vuelta a la antigua Rusia que adoraban en su juventud volviera a quitárselo todo.

Pero claro, a mi personalmente estos que reinventaron la palabra «casta» tampoco me hacen mucha gracia, sobre todo porque me parecen una nueva casta acomodada, que ahora que ve el poder cerca pierde el culo por ocuparlo, olvidándose de en quienes se apoyaron, en aquél espíritu del 15M. Evidentemente todo esto es generalizar, que nadie se me suba a las barbas. Además que coño, es mi opinión. Como siempre la de este camionero que mal junta palabras. Pienso. ¡¡¡BUENA RUTA!!!.

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