INCLUSO EN ESTOS TIEMPOS.

    «Incluso en estos tiempos en los que es dificil vivir de otra manera», que canta el maestro y siempre admirado Sabina, sabio de los sabios donde los haya y con su permiso que se que lo tengo, este verso viene como anillo al dedo para escribir hoy. Desde las tierras castellanas de Burgos y con el viento soplando como solo aqui sabe hacerlo.

   Venia yo pensando en este lunes de resaca camionera y aun con cierto olor en el cuerpo a rueda quemada que a veces me pregunto ¿Que habria sido de mi vida de haber tomado en su momento otras decisiones?. Por ejemplo viendo el negro -por no decir negrisimo-, futuro que les espera a los jovenes de hoy en dia entre los que se cuentan mis dos hijas Leticia e Isabel que a estas horas estaran dejandose las pestañas en los libros o en los apuntes pendientes de aprobar como sea su proximo examen universitario, ¿Como hubiera sido la vida de este camionero de pelo gris si en aquel agosto de 1983 antes de entrar en el juzgado con su madre -una gran mujer por cierto a pesar de ser ex-, la hubiera mirado fijamente a los ojos y en lugar de estar loco por ser padre le hubiese planteado el siguiente dilema?. Me caso pero con la condicion de no tener hijos. Antes de esperar su respuesta le sentenciaria, «esto es lo que hay o no me caso». Seguramente ella habria estado de acuerdo porque si mis maravillosas descendientes estan en este mundo mucha de la culpa es mia. Pero se preguntaran ¿Esto a santo de que viene?. Pues viene que si por un momento tuviera un par de minutos en una vision de gran adivino en la que se me apareciera la actualidad no quisiera como cualquier padre que ellas sufrieran y se mataran a estudiar por tener un futuro muchisimo mejor que el de sus padres -que no ha sido tan malo, todo hay que decirlo-, para terminar trabajando con dos carreras universitarias cada una en un simple burguer o como mileuristas en Alemania, Francia o cualquier sitio conde Cristo predio la zapatilla. Y ¿Que me habria perdido?. Pues todas las muchas alegrias que me han dado -y algun disgusto- y sobre todo sus risas cuando este cuentacuentos les relata el ultimo chiste que le han contado y lo que me espera en el futuro.

   Asi que incluso en estos tiempos merece siempre la pena mirar el futuro con esperanza porque todas, absolutamente todas las generaciones desde que Eva o Adan mordieron la manzana han pasado lo suyo, se han tomado la vida como viene, capearon el temporal lo mejor que pudieron o supieron y aqui estamos y espero que asi sigamos. Y ahora cuando el proximo 4 de diciembre cumplire los 3 años de mi tercera  vida y esperanzado con que dentro de 10 años me haya podido jubilar y me convierta en el abuelo Cebolleta que ya solo le cuenta batallitas a sus nietos como me las contaba el mio a mi.

 

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