A UN JEFE DE TRAFICO… CUALQUIERA.

Esto que escribo hoy, se podría aplicar perfectamente también al genero femenino que ejerce como tal, pero para ahorrar arrobas -es ironía- lo haré en masculino singular-plural. Mas que nada porque si empiezo por poner nombres y apellidos de jefes de trafico en empresas de transporte; necesitaría una encuesta, y seguro que seria muy larga. Dejare a un lado a los buenos, que los hay, a esos animo para seguir mejorando en su trabajo. Esto va por los otros, por los capullos sentados en una mesa, trajeados hasta para dormir, que van por el mundo permanentemente de «jefes de trafico especialistas en logística». Teniendo a sus espaldas un montón de títulos de esos que dan presunta importancia, cargados de masters en las universidades mas caras, o en cursos de esos de: «Si pagas te doy el titulo».

Claro que después a la hora practica de la realidad dejan mucho que desear, tanto personal, como profesionalmente, sobre todo a la hora practica de la realidad. Esa que nos toca a nosotros directamente. Me refiero a cuando nos exigen, con la mayor desvergüenza del mundo, que seamos los camioneros, repartidores y demás de la cadena, los que cumplamos los horarios imposibles a los que ellos se comprometieron con los clientes, previa conversación telefónica, personal o vía redes inteligentes. Como si su reloj se hubiera parado justo en el momento en el que hicieron la promesa de entrega o recogida. Mintiendo con el mayor de los descaros. Haciendo promesas imposibles del tipo: «En diez minutos tienes el camión ahí, que he hablado con el conductor y me dice que esta llegando». ¡¡Mentira podrida!!. El conductor aun no sabe ni la dirección, no le han pasado el viaje, o esta aun descargando o cargando en otro sitio y en realidad llegara en una hora como mínimo. Con lo cual ya comenzamos los eslabones mas sufridos de la cadena a correr una de sus contrarreloj imposibles. Sigamos sumando retrasos lógicos de verdad y veremos. No hace falta compañeros que os diga el resultado final, porque ya lo sabéis.

Así que ya tenemos a un gilipollas -se puede decir y escribir el calificativo- de turno, que se ha puesto una medalla ante sus superiores. Ahora como ya sabe que ha mentido al cliente, como siempre, o casi. Comienza los siguientes actos de su comedia mental. Entiéndanse presiones a los inferiores en el mando, encargados, carretilleros, repartidores y conductores finales, cada una de esas mentiras podridas que solo sabe decir, acompañadas del consiguiente retraso al que se suma la presión correspondiente. Total que como casi siempre, por lo menos en el 99 por ciento de los casos. Esa falsa denominación que algún capullo se saco de la manga, tan rimbombante de: «Logística del transporte»; se vuelve, una vez mas a quedar, en lo que yo denomino: «LA MAS ILÓGICA DE TODAS LAS LÓGICAS POSIBLES». Sencillamente porque analizada al detalle es la realidad. Carece de todo menos de lógica. Con lo cual su nombre ideal seria: «MENTIRA DEL TRANSPORTE». Porque ya hace muchos años que estoy convencido de que el 99,9 por ciento de lo que se dice en el transporte es mentira y que el 0.01 por ciento restante no tiene nada que ver con la realidad.

Capítulo aparte merecen los traidores que antes fueron conductores, que suelen ser los más odiados de la profesión; sobre todo los que al acceder al cargo se convirtieron en lameculos y pelotas de jefes a los que antes decían odiar a muerte. Estos si que nos producen repugnancia a los demás.

Así que jefe de logística de cualquier empresa de esas -hay tantas- con mala o malisima fama entre nosotros los que de a pie y de volante. Hazte un favor a ti mismo. Aterriza de tu nube tan particular, baja a la arena de la realidad. Prendele fuego a todos los títulos que cuelgan enmarcados de la pared de tu despacho o de tu casa. Devuelve el dinero a tus padres si te pagaron los estudios, reclamaselo a los que te cobraron por los masters. Agárrate al volante de un camión durante como mínimo un año y veras la cruda realidad. Porque estos ojos miopes han visto muchos como tu, que se daban aires de grandeza, eran prepotentes y maleducados. Parecía cuando entraron en la empresa que la iban a heredar, y terminaron saliendo por la puerta falsa, algunos con las caras marcadas. Escondiéndose de muchos a los que maltrataban, y ahora están cargando camiones lejos de su lugar de origen y cuando tienen dos copas de mas recurriendo al: «Yo tuve» o «Yo fui». Otros hasta en la cárcel por «listos». Mas de uno sumido en la droga y el alcohol intentando mitigar su mala conciencia porque por su culpa murió mas de un compañero, y muchos dramas-justicia divina dignos de relatar. Para mis compañeros, los de abajo, los de los eslabones débiles, pero que algún día seremos los mas fuertes, como siempre ¡¡¡BUENA RUTA!!!.

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