Mientras escribo estas lineas Willy esta en plena faena, es la suya, la de todos los dias de lunes a viernes, pero la historia de su vida refleja perfectamente la de un hombre que supo plantarle cara al destino y al paro, ese terrible mal que azota a 6 millones de españoles, o mas. Fue camionero de ruta desde que volvio del servicio militar en Melilla con 22 años, curtido despues de pasar dos como voluntario en La Legion, el unico medio que encontro entonces porque de su humilde caserio en la montaña cantabra, de aquella media docena de vacas de su padre no llegaba para mandarle dinero y al mismo tiempo mantener a sus cuatro hermanos. Pero como el destino es cruel e injusto tambien con las personas que hacen de la honradez la maxima de su vida, despues de recorrerse toda Europa y conocer las carreteras españolas mejor que el pasillo de su casa, con 55 años y por obra y gracia de un empresario cuyo nombre maldice cada dia se vio sin trabajo y para colmo sin cobrar los tres ultimos meses y una liquidacion que ha tenido que pelear en los juzgados y que por extraño que parezca aun, tres años despues, no ha terminado de cobrar. Comenzaba ya esta crisis, los trabajos que le salieron eran mal pagados y con muchas horas al volante, y para colmo, otro empresario sinverguenza que se dejaba el dinero en juergas de millonario y no pagaba a los obreros y otra vez a englosar la estadistica del desempleo.
Harto de todo y de todos, pero con su honradez como bandera, supo buscarse la vida, con un poco de imaginacion y con el prestigio reconocido en toda la profesion de esta comunidad, decidio ser su propio patron, pero de una manera muy particular. Su trabajo consiste en que mientras los dueños de los camiones descansan en sus casas, el con la confianza ganada dia a dia, se dedica aqui en un enorme almacen de una gran cadena de supermercados a descargarles los camiones. Le dejan los albaranes de entrega en la cabina y las llaves estrategicamente guardadas. El hace el resto del trabajo. Cobra 50 euros si el camion grande, 30 por los medianos y 20 por las furgonetas. Descargado uno lo vuelve a aparcar, va a por el siguiente y recoge los albaranes firmados del anterior. Asi desde las 5 de la madrugada hasta que termina, unos dias pronto y otros a las 6 o las 7 de la tarde. Pero siempre con la sonrisa y la amabilidad como bandera, generoso con los compañeros cuando por obra y gracia de un arquitecto gilipollas que al diseñar los muelles penso que conduciamos un turismo y dejo poco espacio entre uno y ortro, para colmo en lugar de pintar rayas en el suelo para señalarlos no se le ocurrio mejor idea que poner pequeños muros de hormigon, asi que cuando llueve muchos han dejado ruedas y discos. Pero si esta Willy por alli, no hay problema es el primero en indicarte. Eso si, siempre con su cabeza afeitada cubierta. Hoy parecia un marinero con su gorra de capitan, otras veces gorro de lana y en verano siempre el sombrero de cowoy y la pipa siempre en la boca cuando esta en el exterior. Yo que vengo mucho por aqui he hecho amistad con el, en las esperas me ha contado su vida que da para una novela. Pero todos los que venimos aqui habitualmente respetamos y queremos a nuestro Willy. Un hombre de la cabeza a los pies, una amigo y un compañero de esos a los que darias sin dudar las llaves de tu casa.