Hay unos compañer@s de los que muy pocas veces me acuerdo -espero que me perdonen- por ese error repetido que cometo de escribir casi exclusivamente de l@s que estamos en la ruta. Me refiero a l@s repartidor@s, l@s sufridores finales de esta profesión. Quienes se encargan de la entrega final de la mercancía que nosotros transportamos a diario. Porque ell@s también son conductor@s, incluso mucho mas presionad@s y sometido@s al estrés diario que todos nosotros. Porque son quienes tienen que cumplir la ultima misión del transporte, entregar la mercancía.
Pero no solo eso, ademas hay que añadirle el ambiente diario en el que se mueven, constantes prisas presionad@s por todos los eslabones de la cadena, aquellos que se comprometen a los horarios imposibles de entrega, mucho antes, incluso, de que la mercancía haya llegado al lugar de origen, cuando, ni tan siquiera, otr@ repartidor como ell@s la haya recogido. Obligados por esta maldita crisis no tan solo a la rebaja de precios, también aumentándoles las entregas, peleando constantemente con los que ocupan los espacios, siempre escasos, de los reservados para la carga y la descarga. Cabreándose a diario con policías municipales de esos que salen a diario libreta de denuncias en mano dispuestos a multar hasta al Sol si hace falta.
Compañer@s de la ruta, aunque la suya sea mas corta, trabajadores infatigables contra el reloj en el que son maestros. Felices cuando un día de vez en cuando sale bien. Pero permanentemente sometidos a una presión diaria que tan solo ellos conocen en esa selva diaria del trafico de las ciudades. Conscientes de que no están tan solo ell@s en el reparto, que a diario son muchos mas los que como ell@s hacen su trabajo. Algo que no entienden los burócratas de la oficina, aquellos que se piensan y se comportan como si los unic@s repartidor@s que hay en la calle fueran l@s de su empresa. Moviendo a diario muchos kilos a golpe de carretilla de mano, o a puro musculo, sorteando aceras y obstáculos que no están en la mente de quienes les programan el trabajo desde la pantalla de un ordenador.
También están, como tod@s, hasta los mismísimos y mas arriba de la situación en la que se esta convirtiendo el transporte. Envueltos en ese egoísmo tan particular en el que se ha convertido. Preocupad@s únicamente por la supervivencia particular, tal vez con la esperanza de que esto algún día cambie. Esperanza de l@s mas optimistas, que el resto ya la vamos perdiendo, o no tanto, con el paso del tiempo. Conscientes en su fuero interno de que la única solución esta en esa palabra mágica -unión- con minúsculas o sin ellas, pero que no termina de llegar.
Tal vez cuando esto ya sea una selva mucho mas salvaje que la actual y todo termine reventando por los aires y que salga el Sol por donde quiera. Pero de momento en estas estamos. Ell@s y el resto de quienes estamos todo el día al volante conscientes en nuestro fuero interno de que sin nosotros seria el caos total en tan solo quince días. Pero seguimos tirando de un carro con una carga que continua irremediablemente haciéndose mas pesada a diario.
Así pues hoy estas letras mal juntadas van por ell@s, l@s repartidor@s. Sifridor@s a diario del ultimo eslabón de la cadena del transporte. ¿Que voy a escribir yo que ell@s no sepan? Porque lo viven en sus carnes a diario. También ell@s conducen. Maldiciendo a diario por su situación y por la de tod@s. Para ell@s también, como no podía ser menos ¡¡¡BUENA RUTA!!!.