¿CUANTOS MAS TENEMOS QUE MORIR?

Siempre he pensado que tan solo un accidente de un camión en el que pierda la vida un compañero ya es mucho, pero es que últimamente esto clama al Cielo. Raro es el día que no tenemos que ver como uno de los nuestros deja su vida en la carretera. ¡Maldita sea la racha que llevamos!. ¿Cuando va a terminar esta sangría? De acuerdo que el estar todos los días al volante comporta este riesgo, pero que encima tengamos que ver como va en aumento indigna, y mucho.

Sobre todo porque, en mayor o menor medida, somos conscientes de que no es una simple casualidad, que hay muchos otros factores detrás de cada uno de los accidentes. Que tenemos un trabajo en el que nos vemos obligados a soportar demasiadas presiones. No ya solo el estrés al que me refería hace unos días, son muchos otros. Constantes cambios de horarios. Ilegalidades que hemos ido aceptando por ese afán de supervivencia que nos obliga muchas veces a tener que «tragar». Sencillamente porque entre nosotros mismos nos hemos puesto la soga al cuello. Lo digo por aquellos compañeros que aceptan cometerlas a riesgo, no solo de las denuncias, también, y lo que es mucho mas grave, a riesgo de sus propias vidas.

Lo que indirectamente obliga al resto a hacerlas, por eso de que si tu no lo haces siempre hay alguien dispuesto a hacerlas. La siguiente presión a la que tendrás que hacer frente ya sabes cual va a ser, seguir trabajando puteados al máximo y con la amenaza permanente del despido sobre la cabeza. Eso en el mas leve de los casos, que en otros supone el despido inmediato, o que te amarguen la vida de tal manera hasta que termines siendo tu mismo el que pida la cuenta. Pero, no son solo estas presiones, son muchas mas las que terminan teniendo una influencia muy directa en los trágicos accidentes de trabajo.

Porque si, que nadie se equivoque, son accidentes de trabajo, nunca de trafico como quieren hacernos ver. Porque somos de naturaleza noble. Nosotros mismo muchas veces nos comemos «los cojones» encima del camión por cumplir horarios imposibles impuestos por otros. Porque este trabajo se ha convertido -lo repito una vez mas- en una selva. Siempre nos encontramos con el gilipollas de turno que hace «machadas» y cumple horarios que no se podrían cumplir a velocidad normal y con el trabajo hecho de acuerdo con la Ley. Pero es que encima ellos son los buenos para las empresas, y aquellos que cumplen y van legales pasan a ser los inútiles.

En lugar de rebelarnos todos y hacer valer nuestros derechos sencillamente cumpliendo la Ley, que para eso esta, y si no se cumplen esos horarios no pasa nada, que mañana sera otro día. ¡Pues anda que no tiene días el año!. Y el que se haya comprometido a entregas con horarios imposibles que lo haga el si tan bueno es, pero que también se haga responsable por completo de todas las consecuencias. Todos nos hemos enfrentado alguna vez al tonto de turno que te pide cumplir cosas imposibles como si lleváramos en realidad un Formula 1 y fuéramos los únicos en la carretera. Claro que cuando les dices que te pongan por escrito y firmado en un papel que se hacen ellos responsables de todo, denuncias, puntos, daños económicos y demás, ya cambian radicalmente de actitud y pasan a decirte que hagas lo que puedas.

Me come la sangre tener que asistir cada día a la muerte de un compañero en la carretera. Sobre todo cuando te acabas enterando que detrás de ese desgraciado accidente hay muchas de las causas que relataba anteriormente. Me cabrea aun mas que quien tiene que poner fin a todo esto, los gobernantes que tienen que aplicar las leyes con todo su rigor sobre aquellos que son los verdaderos culpables, no sobre los conductores; esos no hacen nada. Miran para otro lado. Encima, para colmo de males, se limitan a meter los accidentes de camiones como de trafico, en lugar de reconocerlos como lo que son, de trabajo. Lo que les obligaría a actuar en consecuencia.

Es lamentable que se valore tan poco nuestras vidas, a veces incluso menos que una pieza del camión. Por esta mierda de vida en la que, incluso, somos sustituidos mas rápidamente que una de esas piezas. Así pues vuelvo a hacerme una vez mas la pregunta ¿Cuantos mas tenemos que morir? Espero que despertemos de una maldita vez y comencemos a ponerle coto a esta sangría, porque cada vez que presenciemos el accidente en el que ha perdido la vida un compañero tenemos que pensar que tal vez el próximo seamos nosotros y que hemos perdido la oportunidad de hacer algo por remediarlo. Espero de todo corazón que el ultimo sea eso, el ultimo. ¡¡¡BUENA RUTA!!!.

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