La reacción de los transportistas gallegos de iniciar una huelga de reparto de los productos de la firma mas conocida de refrescos, -sin nombres que no merecen publicidad-, no tiene porque ser tan solo cuando nos vemos con el agua al cuello. Es muy triste que tenga que ser así, cuando debería haber sido muchísimo antes, desde que se conoció públicamente la firma del contrato de transporte de la envasadora con una empresa des localizada en Rumanía, o cualquier otro país, precisamente para pagar menos impuestos.
No deja de sorprenderme la capacidad de respuesta, tan particular que tenemos en este país nuestro. Cuando ya no queda mas remedio, cuando nos vemos sumidos en una crisis que afectara a muchísimos autónomos, pequeños empresarios y, por consiguiente, también a conductores asalariados. De acuerdo completamente en eso de que estamos en un mercado libre, que impera la libre competencia, entre comillas, que cada uno es muy libre de contratar con quien quiera, y todo lo demás. La pregunta que me surge ahora es: ¿Pero a que precio? A costa de trabajo mucho mas precario, de condiciones laborales que rayan la vergüenza publica y ajena. Pero claro, aquí no nos movemos, nadie hace nada, mucho ruido, como siempre y pocas nueces.
Ahora vendrán las consiguientes muestras de solidaridad con los transportistas gallegos, los aplausos, y todo lo que cada uno quiera. Muy bien, pero ¿Luego que? ¿Que pasara cuando todo esto se olvide en unos días, cuando otra noticia tape a esta? Pues seguramente nada. Porque aquí tan culpable es quien lo consiente, lo apoya con la boca pequeña, el que se escuda en la libertad de mercado, quien se cree eso de la creación de no se cuantos puestos de trabajo, sin pensar en la calidad de los mismos claro. Como también somos culpables el resto del sector por no movilizarse muchos días antes, pero en todo el país, no tan solo en Galicia.
Porque aquí tan solo pensamos en el yo mas cercano, en lo nuestro, y al resto que les den, Muy bien, el problema es que esta mucho mas cerca de lo que parece del resto, que poco a poco eso que se llama ahora dumping, o como quiera llamarlo cada uno, que no es otra cosa mas que una competencia salvaje, despiadada y cruel, utilizando como escusas eso de la libertad de mercado. Pero llevándose por el camino el trabajo y la tradición de años, el empeoramiento de las condiciones laborales, sencillamente porque, aunque a la gran mayoría no les cuadre, ni les sea rentable la rebaja de precios, a ellos si, y mucho, que estos no entran perdiendo dinero, nunca, eso jamas. Que nadie dude que los beneficios saldrán de algún lado, que cada cual se imagine de donde, yo lo tengo muy claro.
Que el objetivo de arrasar con todo, de quedarse con el mercado, no es otro que dentro de muy poco imponer sus condiciones y precios. Que la multinacional esa de los refrescos solo busca lo mismo que los que le han contratado el transporte. Aumentar los beneficios, no perder dinero, recuperar de algún sitio la sentencia judicial que les obliga a la readmision de los trabajadores de la planta de Fuenlabrada. Que si, que se iniciaran campañas de boicot, que veremos en las redes sociales proclamas para dejar de consumir esa marca, y todo lo que cada uno quiera. Pero se olvidara, ¿Cuando, un mes, dos, tres…?
Al final del ejercicio económico, a la hora de las cuentas los resultados seguiran siendo espectaculares, con beneficios. Da igual que sea, como siempre, a costa de las espaldas de los mismos de siempre, de los ciudadanos de a pie, de los autónomos, pequeños empresarios y conductores asalariados. Jamas a costa de ellos, que lo suyo, su objetivo único, es seguir ganando dinero, igual que la empresa que se ha quedado con el transporte. Y como, ademas, en este país somos como somos, pues nada, a quejarse en publico, en los bares y donde queramos, pero nada cambia, nadie se mueve en conjunto, y todo así. Como siempre, ¡¡¡BUENA RUTA!!!.