Una llamada realizada desde una emisora de radio australiana en la que una locutora haciendose pasar por la reina Isabel II se interesaba por el estado de su nieta ingresada en el hospital ha provocado el suicidio de la enfermera que atendio la llamada. 

    Las bromas radiofonicas estan tambien a la orden del dia aqui en España. A diario muchos programas de radio matinales realizan bromas telefonicas en directo provocando muchas veces la risa de los oyentes y, por el contrario, el consiguiente cabreo de la persona receptora de la llamada. Esta practica puede carecer en muchos casos de etica ya que se trata de burlarse de quien recibe la llamada.

   Parece que no se puede hacer un programa de humor en la radio si no es a costa de hacer llamadas a gente inocente que se cree todo lo que le estan diciendo mientras se le va metiendo en multitud de situaciones, a veces comprometedoras. De poco vale que en la mayoria de los casos se le diga a la persona de la que se han estado riendo que todo se trata de una broma.

    Uno se pregunta hasta que punto esta bien que sea necesario burlarse de alguien para conseguir audiencia. Creo que existen muchas otras formas de hacer humor sin necesidad de recurri a estas practicas. En el caso que ha sido noticia en todo el mundo en desenlace no ha podido ser mas tragico y nadie cargara con la responsabilidad. El hecho de separar de los microfonos a los autores de la broma no es suficiente. Deberian depurarse responsabilidades a mas alto nivel para que estos hechos no volvieran a suceder.

    Quiza a la radio le este faltando imaginacion y no le quede mas remedio que recurrir a estas practicas. El hecho de que cuando comenzaron en la radio estos sucesos le diera audiencia a las emisoras que lo practicaban ha provocado que todas las que hacen este tipo de programas recurran a hacer las consabidas bromas telefonicas.

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