Me viene hoy a la memoria la historia de un camionero de esos que ahora se denominan injustamente «De antes», definicion que a mi particularmente me gusta. Porque suelen ser hombres, y tambien alguna mujer, que forjaron su vida laboral en aquellos años en los que conducir un camion suponia ser denominado por todos como CAMIONERO, respetado y admirado en aquellos años dificiles de la postguerra civil, en los que las carreteras eran muy diferentes a las de ahora, y en la mayoria de los casos, mas caminos que otra cosa. y con aquellos camiones.
El protagonista no tengo la seguridad de que aun siga entre nosotros, espero que si, me lo imagino ahora disfrutando de una apacible jubilacion. Era, o es, gallego, por si llegara esto a sus ojos u oidos, para que no se me ofenda le llamare Paco, o Paquiño. Alto, delgado y con el pelo ya blanco asi le conoci yo alla por el principio de la decada de los 90, con sus mofletes colorados en todas la epocas del año. Pero con un sentido del humor unico e irrepetible; con esa socarroneria y retranca de la que hacen gala unica los buenos gallegos -que ninguno se me ofenda, es cariño-, alguien con el que no reirse a su lado era algo imposible. Por aquellos años yo conducia un trailer con lona, -las tauliner estaban comenzando-, una lona de aquellas de arquillos en las que habia que caminar por los largueros para quitarla o ponerla, hasta que un dia te caias y ya lo hacias desde abajo.
Paco conducia un Pegaso Tecno 360, con al menos 6 años, pero su cabina por dentro era el desorden mejor organizado. Alli habia de todo, revistas, periodicos, bolsas llenas y vacias, en fin todo un utentico jeroglifico que tan solo el entendia, -por cierto el asiento del conductor termino lleno de revistas como base-. Con frecuencia yo cargaba en la fundicion de Megasa en Naron, cerca de El Ferrol, varilla o mallazo para encofrar. Alli le conoci e incluso hice varios viajes en grupo en los que coincidiamos. El era de esos hombres de la carretera que pasaron del libro de ruta al disco del tacografo analogico, Con lo cual para el aquello a veces era un problema, al menos eso decia el, los demas pensabamos que era puro teatro.
Aquellos discos de Paco siempre fueron motivo de discusion con la guardia civil, enfrentamientos de los que casi siempre solia salir airoso, gracias a su retranca. Como aquella vez que le pararon cerca de Ponferrada, en un restaurante que se llamaba, o se llama, Las Palmeras. El agente le pidio el disco anterior, el como ya era perro viejo le respondio: «Mire usted señor guardia, yo tendo 8 hijos -era mentira-, se suben a la cabina y me lo revuelven todo, mire usted como esta. ¿Como cree señor guardia que yo voy a encontrar aqui el disco, si no encuentro ni la cartera con el carnet de concudir…?.». Normalmente al agente le daba un ataque de risa, o de pena, y le dejaba marchar. Simplemente Paco conducia las horas que le daba la gana y hacia papilla los discos que estaban mal.
Su ruta habitual era desde Naron a Madrid, con una plataforma de tres ejes de doble carro descubierta, de subida a Galicia lo hacia con ceramica o lo que encontraba en alguna agencia que le sirviera. Eso le convirtio en famoso en aquella ruta. Todos los agentes desde que salia hasta Madrid ida y vuelta conocian a Paquiño. Su buen humor, su capacidad para inventar cualquier excusa, y sobre todo su aspecto de buena persona, con mucha picardia, pero un hombre noble y buena gente.
En otra ocasion, le pararon a la altura de Benavente, como aquel Pegaso no llevaba limitador de velocidad, los viernes camino de casa volaba. Ese fue el motivo de que le dieran el alto. .-«¿A donde va usted tan rapido?», le pregunto el agente. Paco todo serio respondio: «Mire usted señor guardia hace una hora he llamado a casa y me han dicho que murio mi madre», Juro que ponia cara casi de comenzar a llorar. Total que el agente apenado le dejo marchar. Pero al viernes siguiente le vuelven a parar en el mismo sitio. Otra vez la misma pregunta: «¿Donde va usted tan rapido, no sabe que tiene que ira a 90?. Y Paco: » Mire usted señor guardia que he llamado a casa y me dijeron que murio mi madre»». Viene el otro guardia, que era el mismo de la semana anterior y le dice: «Vamos a ver. ¿Usted cuantas madres tiene porque la semana pasada ya murio?…¿No sera usted un hijo de… ?» Y antes de que acabara la pregunta rapido respondio:» Veran ustedes, resulta que a mi de recien nacido me dejaron abandonado a la puerta de un convento de monjas.. y claro para mi todas son mi madre…»
Puede que esto os suene a chiste viejo, pero yo se que fue verdad, y tambien que a la pareja de la guardia civil les dio la risa y le dejaron continuar. Por supuesto que pago multas, pero tambien habia que oirle cuando le multaban, lo que salia por aquella boca de gallego cabreado que estaba plenamente convencido de que podia conducir siempre que no estuviera comiendo, durmiendo, o cargando y descargando y que la ley estaba hecha para fastidiar a los camioneros trabajadores como el.
Podria escribir mas anecdotas de Paco o Paquiño el gallego que fueron muchas, pero faltaria espacio. Espero y deseo que aun este entre nosotros. Principalmente porque era una buena persona. un compañero, un camionero solidario y de esos unicos e irrepetibles capaces de hacen caminar aquel Pegaso somo fuera. Claro que cuando acababa en el taller la averia ya era grave. ¡¡ Un abrazo donde estes Paco!!. ¡¡¡BUENA RUTA!!!.