Personalmente a mi esta enesima crisis -¿Cuantas van ya?-, entre el gobierno español y el de Gibraltar no deja de olerme a cierto tufillo con tintes de polemica veraniega, tal vez con la intencion de despertar una vez mas ese sentimiento antiespañol contra la colonia inglesa y rescatar una vez mas del cajon el famoso grito de ¡»Gibraltar español»!, con claros intereses predeterminados que pueden tener como transfondo que nos intentemos olvidar al menos durante unos dias del caso Barcenas y de las comparecencias como testigos ante la Audiencia Nacional de Javier Arenas, Francisco Alvarez Cascos y la omnipresente en este escandalo Maria Dolores de Cospedal.
Tal vez a alguien le pueda parecer que soy un mal pensado, pero es que otra cosa no se entiende, porque ¿Cuantas crisis hemos conocido ya entre España y El Peñon?. A lo largo de la historia no han pasado mas de dos años seguidos en los que no haya salido a relucir el sentimiento de que Gibraltar es como una especie de «grano en el culo», que tenemos siempre presente, pero que no nos queda mas remedio que aguantar. Todos los gobiernos desde que España perdio este enclave han tenido sus mas y sus menos con los ingleses por este tema. Franco cerro la verja, pero siguio consintiendo que la colonia creciera, prosperara y que se convirtiera principalmente en un paraiso fiscal. La verdad es que no podia hacer mucho por impedirlo, pero siempre dio la sensacion de mirar para otro lado. Tres cuartos de lo mismo ha ocurrido con los gobiernos democraticos. Todos han tenido siempre alguna polemica con los gibraltareños, fueran del color politico que fueran, desde la UCD, pasando por los años de mandato del PSOE de Felipe Gonzalez, despues el PP de Aznar, luego nuevamente el socialista de Zapatero y ahora, como no podia ser menos, nuevamente el del PP con Mariano Rajoy a la cabeza.
Es cierto que a los dirigentes de Gibraltar siempre les ha gustado tocarnos las narices, presumir ante nosotros de su alto indice de vida, de la impunidad fiscal de la que gozan, de ser refugio de contrabandistas y de que encima dan empleo a mas de 8.000 españoles. Como si encima de provocarnos con sus continuas movidas, les tuvieramos que estar agradecidos por ser como son. Tambien los gobiernos españoles han tenido su gran parte de culpa en todos los conflictos por mantener unas posturas mas bien ambiguas y no plantar seriamente cara ante el gobierno ingles para dejar de una vez por todas zanjado este tema con un acuerdo en condiciones y debidamente firmado para evitar estos continuos enfrentamientos. Si lo gibraltareños quieren ser ingleses me parece muy bien que lo sean, pero que no nos toquen las narices cada dos por tres, poniendo continuas trabas a nuestros pescadores y comportandose como si El Estrecho fuera unica y exclusivamente suyo y pudieran hacer en el lo que les de la gana.
Asi que una vez mas asistimos a este culebron del verano con continuas declaraciones de una y otra parte, con acusaciones mutuas y acciones irresponsables, que, sigo pensando, estan muy bien orquestadas para que al menos nos olvidemos un poco de otros temas muchisimo mas importantes. En fin, si como dijo el ministro de Asuntos Exteriores: «Se acabo el recreo». Ahora empieza LA CHAPUZA.