EL MUNDO SE PARO DURANTE 4 HORAS.

 El sabado mucha gente sintio la sensacion de que se mundo se derrumbaba durante las casi cuatro horas que duro la interrupcion del servicio de WhatsApp, todo un drama para los adictos a los mensajes instantaneos y casi gratuitos. Las especulaciones sobre este problema fueron multiples por producirse apenas tres dias despues de la compra de esta compañia por Facebook por una cantidad multimillonaria.

¡Vaya desastre! pensarian muchos de los que se pasan varias horas al dia dale que te pedo al dedo gordo tecleando en la pantalla del movil para estar permanentemente en contacto con sus conocidos. Pero para cualquiera que no haya caido en esta nueva forma de comunicarse el problema le sonara a cachondeo. Resulta sorprendente como hemos pasado en apenas veinte años de comunicarnos por carta, telefono fijo o con las visitas a familiares y conocidos.

Se ha perdido aquel romanticismo tan intimo de escribir cartas y esperar pacientemente la llegada del cartero con la respuesta para volver a contestar de nuevo. Aquellas relaciones casi epistolares del correo ordinario o la llamada de telefono han dado paso a que estemos pracicamente siempre atentos al aviso que indica la llegada de un nuevo mensaje, siempre avidos de nuevas noticias, fotos o cualquier otra ocurrencia instantanea.

Ahora cualquiera que no este conectado a WhatsApp o no tenga descargado esta aplicacion en su telefono movil se le considera fuera de la modenidad. Mucho mas estan aquellos que aun conservan aparatos antiguos de mas de cuatro años y que tan solo lo utilizan para hacer llamadas y como mucho madar los tradicionales menzajes de texto. Esta anticuado y fuera del circuito actual, casi como si se tratara de un apestado. Cuando quiza en realidad sepa disfrutar mucho mas de los placeres cotidianos de la vida que aquellos otros que se consideran a si mismos «a la ultima».

Las modernas redes sociales tiene sus ventajas sin ninguna duda, pero tambien, como no puede ser de otra forma, tiene sus inconvenientes. El abuso de las mismas produce un nuevo modelo de esclavitud aparte de una constante exposicion de la intimidad hacia aquellas personas con las que nos comunicamos. No pretendo, ni mucho menos, declararme enemigo de estas nuevas formas de relaciones personales, pero si considero que se hace necesaria una reflexion que nos lleve a plantearnos si no nos estamos convirtiendo en los nuevos esclavos del siglo XXI.

Basta con comprobar la alarma que se produjo en el dia de ayer por la caida durante tan solo cuatro horas del WhatsApp, daba la impresion de que el mundo mas inmediato de muchas personas se habia hundido producto simplemente de la ansiedad que produce en los usuarios la adiccion que sufren por sentirse permanetemente en comunicacion con sus contactos.

Pero afortunadamente durante esas horas la vida siguio su curso, no hubo muertes ni desastres climatologicos. Tan solo mucho cabreo y decepcion.

Share on Facebook0Tweet about this on TwitterShare on Tumblr0Share on Google+0Email this to someone