Dicen que el mundo es un pañuelo. Yo le añado por mi parte que «lleno de mocos». Asi que mira tu por donde, después de mas de 15 años esta mañana nos hemos encontrado. Desde la ultima vez que nos vimos aun te recuerdo como te conocíamos entonces, con el apodo de «El heredero». Parecía que ibas a heredar la empresa, siempre lamiendole el culo al jefe; al hijo, porque el padre ya no quería saber nada del negocio y como el sucesor no se había subido a un camión en su vida, tu eras el «listo» que le guiaba, el consejero sin cargo que ponía y quitaba chóferes. El que se creía superior al resto, el que se encargaba de dar la cara y de hacer el trabajo sucio.
Pero mira tu por donde, como en la mayoría de los casos en los que alguien se pone al frente de una empresa en un negocio que no conoce, termina pagando los errores. Delega el trabajo en otras personas y lo único que les importa es los resultados a fin de mes. Le da exactamente igual como los consiga, para eso ya estabas tu, dando la cara por el. El mes que bajaban los ingresos comenzaban los problemas, pero ahí estabas para darle la solución, rebaja de sueldos a los conductores, lo mismo que hacia la gran mayoría, pan para hoy y mas hambre para mañana. Mas miseria y arrastrando lo que fueron buenos vehículos después convertidos lentamente en chatarra, y tu para dar la cara porque a tu jefe para pillarle casi hacia falta una orden de busca y captura de la Interpol.
De vez en cuando alguien me contaba el desenlace de la historia, previsible por otra parte. Hasta que ahora nos encontramos. Al principio te hiciste el despistado, como si no me conocieras, hasta que no te quedo mas remedio que saludarme. La verdad es que una vez mas el destino se convirtió en justiciero y pago contigo las traiciones del pasado, el haberte vendido a quien no supo agradecerlo. De aquella empresa ya no queda ni el nombre, fuiste dando tumbos de un lado para otro, porque tu siempre te creíste que sabias mas que nadie; vivías del «yo fui», contabas tu versión particular de los acontecimientos cuando todo el mundo sabia la verdadera historia.
Así que ahora eres tu el que arrastra chatarra, con lo único que te pudiste quedar, el ultimo camión de aquella empresa, ese que ya ha perdido el color original con los años. Eso si algún día tuvieras la decencia de lavarlo, porque la verdad dan ganas de apartarse de su lado no se vaya a caer alguna pieza o simplemente estalle por los aires. Tu escondiéndote de los que fueron empleados de la empresa -lo de compañeros seria un insulto cruel para ellos- mendigando viajes por cuatro euros, llamando a puertas que siempre te cerraron, cogiendo las migajas que otros no quieren y malviviendo en este mundo tan cruel del transporte.
No vengas ahora a pedirme que te cuente mi vida, que nunca compartimos nada, ni empresa ni mucho menos confianza. Te he saludado porque tengo mas vergüenza que tu. Al final ¿Que conseguiste? Nada, el que fue tu jefe sigue viviendo de pegar palos aquí y allá, engañando a unos y a otros para sobrevivir. Eso si, siempre tendrá a su lado a otro como tu que le ria las gracias y le haga el trabajo sucio. Tu eres el resultado de tus traiciones, lo único que te quedo de aquello fue la chatarra y el apodo «el heredero». A pesar de todo te deseo buena suerte, que falta te hace. ¡¡¡BUENA RUTA!!!.