La situación que padecen en España muchísimos conductores de autobús, se parece mas a un blues, ese tipo de música que en sus letras encierra soledad, dolor, penurias, amor, y todo lo demás, acompañado de una música que enamora y sobrecoge. No es ninguna broma, es la realidad. Conductores contratados por horas, -a veces tan solo dos-, pero que se ven obligados a realizar jornadas de trabajo de hasta 15 horas de disponibilidad. Si, que nadie se rasgue ahora las vestiduras, que es una realidad, lamentable y patente, esa y muchas mas.
Contratos por horas, con jornadas laborales que deberían ser con un contrato a tiempo completo, pero con muchas mas consecuencias. Obligados, por esta maldita crisis que nos atenaza y nos obliga, a veces a claudicar, por tener esa costumbre de comer todos los días, nosotros y los nuestros. Con el consiguiente riesgo que supone, no ya solo para la propia integridad del trabajador, también para el resto de los ciudadan@s. Obligados, muy sutilmente, a cambiar de autobús, de recorridos. Empezando por la mañana a recoger escolares y llevarles a sus centros de enseñanza, luego recorridos de empresas con trabajadores, como ellos, de pasajeros, después a disposición de lo que les manden, como si estuvieran permanentemente de guardia, sumando, para cierre de jornada alguna excursión.
¿Porque se produce todo esto? Sencillamente por esa necesidad que antes citaba, que si, que esta muy bien decirle a otro que no lo haga, pero sin ayudarle a llenar la nevera, ni a dar de comer a su familia, ni vestirles y todo lo demás. Se produce porque las autoridades competentes en la materia lo consienten, es mas, lo promocionan porque son esclavos de las estadísticas, esas que nos llenan las cabezas de datos macroeconomicos, pero que no son reales. Los sindicatos, sumisos incompetentes e incapaces de reaccionar, mirando para otro lado. La sociedad egoísta y banal en la que vivimos, en ese yo mas cercano que es lo único que nos preocupa, tal vez como consecuencia del resto de causas. En fin, que estamos como estamos.
Pero, lo mas llamativo de todo, es ese negocio que se hace a diario con las vidas humanas, que lo único que importa es el dinero. Luego, -Dios no lo quiera-, cuando sucede la tragedia dramática del accidente, -como en el blues de una canción maldita-, viene, esa otra parte banal, tan española de juzgar precipitadamente: «A saber como iría el conductor del autobús». Como en el camión; rápidamente se crucifica, al conductor, incluso hasta entre nosotros mismos, los compañeros de profesión, si, que nadie se vuelva a rasgar ahora las vestiduras. Hierven las redes sociales de comentarios, de expertos de los expertos, de cotillas de corrillo y conductores de salón, de la play.
Pero ninguno se preocupa de luchar por las injusticias a las que se ven obligados-inducidos los compañeros que se tienen que ganar los garbanzos al volante de un autobús, como quien se agarra a un clavo ardiendo para sobrevivir. Porque lo que debería de hacer, esa justicia que a veces no lo es tanto, es encarcelar de por vida al empresarios explotadores, a la autoridad que no hace valer su poder, y a todos los culpables de esta cadena de injusticias que esconden la cabeza cuando hay un problema. Que es real, de contratos por horas, que se dan de baja y de alta en el mismo día, y vuelta a empezar al día siguiente. Luego los otros, los que viven de las encuestas se les llena la boca diciendo que han creado no se cuantos puestos de trabajo, no se cuantas altas nuevas en la Seguridad Social. Pero la pregunta en ¿Con que calidad de trabajo? Precario, esclavista, misero y lamentable.
Así pues, este blues, este articulo, es un reconocido homenaje a esos conductores, casi siempre de empresas pequeñas, que viven su calvario particular, a los que yo desde aquí pido ¡Perdón! Por acordarme de ellos en mis letras mal juntadas menos de lo que quisiera. Un abrazo eterno y solidario como conductor y como amigo, al tiempo que, como siempre, reconozco que seguramente me quedo muy corto. Tiempo habrá para continuar en una segunda, tercera, o las partes que hagan falta, que nunca serán suficientes. ¡¡¡BUENA RUTA!!!.
Sobre los conductores de autobuses hayer bajaba de Guadalajara hacia madrid y un autobús de la empresa alsa el número 3041 llendo detrás de él llaneando a 110. Km por hora no tienen que ir a 95/100 máximo que pasa que no se miran los discos/o tarjetas ni la empresa ni la guardia civil que no llevan paquetes ni animales pero claro como cuando pillan un extranjero que da 9 veces lo permitido lo dejan en el camión y a los dos días después van y le hacen la prueba y si no da le dejan irse te pasa a ti en su país y te tratan como un asesino que se puede esperar
Revisa tu cuenta km, por lo general los de los turismos marcan un diez o doce por ciento mas que la velocidad real.
Ademas los autocares modernos tienen un sistema que a ciento dos o ciento tres se activa y frena automáticamente, así que informate antes de opinar.
No, a los ALSA no los paran, lo tienen prohibido.
Eso no te lo crees ni tú.