Despues de aterrizar en casa , hace apenas un par de horas. Desde Cataluña a Euskadi y ahora en Navarra, termina esta semana de mucho viento -la maldita Ciclogenesis explosiva o, como dicen en mi tierra «Un viento de cojones»-. Conducia yo ayer y hoy pensando en esa especie de conductores suicidas, que cada dia abundan mas, si esos que creen que Distancia de Seguridad es en realidad la camarera con minifalda de un restaurante que nunca han sabido muy bien donde esta. Seguramente todos los que estais en la carretera, con camion o no, los habreis sufrido mas de una vez. Se pegan a la trasera de tu vehiculo como si en realidad fueran INSPECTORES DE PLACAS DE IDENTIFICACION DE MATRICULAS, si, esos pequeños numeros de seguridad que lleva cada placa y que demuestran que la misma es legal. Hay que mirarla muy de cerca para distinguirlos, y que la matricula este muy limpia, de lo contrario es imposible.
Pues bien, yo en realidad les llamo, ADICTOS A LOS BOCADILLOS DE DIENTES, porque es lo primero que entra por su garganta despues de un desgraciado accidente por alcance, con el consiguiente riesgo para su salud que eso supone, mas que nada porque la mayoria tienen dientes de burro -que culpa tendra ese noble animal, espero que me perdone-.
Conducen siempre de la misma forma, como los relojes de cuarzo se mueven por impulsos, con una conduccion peligrosa, aceleran a toda leche, frenan repentinamente, maldicen siempre a quien llevan delante, porque, ante todo, se creen que la carretera es unica y exclusivamente suya y de nadie mas. Asi que el resto de los conductores les molestamos. Son de esos tipos que si circularan ellos solos por una interminable carretera en cualquier desierto tampoco estarian agusto, seguro que les molestaria siempre algo, el viento, la falta de el, un lagarto cruzando la clazada, o lo que sea.
Son conductores de salon, de la » play», y lo mismo que hacen en la pantalla del televisor o del ordenata pretenden hacerlo cuando se sientan al volante, da exactamente lo mismo que sea con un turismo o con un camion. Su comportamiento es siempre igual. En el caso de los camioneros el peligro que suponen este tipo de «Pisapedales» es aun mucho mayor, no solo ponen el riesgo su propia vida, tambien la de los «compañeros» -si entrecomillado, porque yo no les considero compañeros- y, por supuesto la del resto de conductores.
Encima siempre suelen ser unos bocazas a la hora de hablar, bien sea por la emisora, en la barra, mesa de un restaurante, o en una de esas largas esperas para cargar y descargar en las que, por cierto, son las concentraciones de personas en las que mas mentiras se cuentan por minuto del planeta con mucha diferencia.
Con lo que se retratan ellos solos, dan la nota, es mas, hablan siempre muy alto para que les oiga todo el mundo. Pero eso si, continuan comprando todos los boletos para el sorteo gratuito del proximo bocadillo de dientes.