¡¡¡Hola amigos!!!. Por fin pasare unas horas en casa, hasta mañana a las cuatro de la tarde.
Venia yo pensando por el camino en la forma de ser tan diferente que tenemos las personas. Existe el valiente, que no teme a nada y que como se suele decir «coge el toro por los cuernos» y no se amedranta ante nada. El que sabe «nadar y guardar la ropa» y se enfrenta a las circunstancias tal y como cree conveniente en el momento; suele ser valiente, pero conoce perfectamente sus posibilidades y actua en consecuencia y por ultimo, el cobarde.
Este ultimo es el tipico que se envalentona -sobre todo acompañado por otros-. Todos conocemos alguno, actua en presencia de otros con el tipico «sujetadme que lo mato», -asegurandose de que le van a sujetar e impedir el enfrentamiento fisico. Despues si se encuentra solas con su enemigo le rehuye y le evita por que es lo que es, un cobarde. No tiene a nadie cerca que le pueda sujetar.
Actua contra sus enemigos en la sombra, sembrando calumnias e historias ficticias que puedan desprestigiar a su oponente. No son, por lo tanto personas de fiar para nada, ni mucho menos, al contrario; quien de verdad les conoce nunca les da mucha conversacion y si puede suele combatirle con sus propias armas, mintiendole. Sabedor de que en un porcentaje muy alto de posibilidades se crea la mentira y por tanto actue, a su vez de altavoz publico de la misma.
Cuando ofenden e intentan agredir publicamente a alguien a quien, en teoria, deberian estimar -familiares directos, amigos, etc- y se dan cuenta de su error. Son tan tan cobardes que no tiene la suficiente dignidad para pedir perdon. Sabedores de que seran sonrojados e humillados por su falta de valentia y de verdadero comportamiento digno. Por lo tanto nunca, nunca, seran lo suficientemente personas para reconocer sus errores; recurriendo al recurso facil de acusar al otro de todas las culpas habidas y por haber.
Conozco a uno que tubo la oportunidad de pedir perdon por un error monumental que cometio contra mi y estoy convencido de que jamas sera lo suficientemente persona como para pedirme perdon. Alla el y su conciencia -suponiendo que la tenga-.
En fin, como se suele decir: «De todo tiene que haber en la viña del señor». Vivir para ver.
Cuidaroosss.