Nadine fue la primera mujer camionera que conoci. Era a principio de los años 90, yo trabajaba en una empresa de Irun ya desaparecida, nos dedicabamos basicamente a llevar bobinas de acero desde Lesaka a diversos sitios de Europa, principalmente Hamm en Alemania, el norte de Francia e Italia. Ella trabajaba al enganche con su Renault para la empresa. Las circunstancias que habian llevado a Nadine a conducir un camion habian sido como consecuencia de la crueldad del destino. Estaba viuda, su marido Pierre murio de un infarto en el sofa un sabado mientras veia en la tela una pelicula de humor francesa y Nadine habia aprovechado la tarde para visitar a una amiga. Cuando ella llego a casa se encontro con el cadaver del bueno de Pierre. Hacia apenas tres meses que acababan de comprar el Renault.
Nadine tenia el carnet de camion y experiencia porque viajaba continuamente con el. No tenian hijos, asi que eran inseparables. Muchas veces me comentaba que habia dias en los que discutian a proposito porque sabian que despues vendria la reconciliacion. Con la casa hipotecada por la compra del camion a Nadine no le quedo mas remedio que echarle un par de ovarios y lanzarse a la carretera. En aquellos viajes con el acero lo normal era que siempre viajaramos juntos varios compañeros de la empresa. Ella y yo nos hicimos practicamente inseparables. Para mi Nadine siempre fue como una especie de hermana mayor y yo para ella su hermano pequeño, me llamaba cariñosamente «Mi niño» a pesar de que ella tenia tan solo 6 años mas que yo. Muchos compañeros de la ruta pensaban que entre nosotros habia algo mas que amistad. Yo siempre lo negaba, pero ella se limitaba a reirse y decir: «Dejales que piensen lo que quieran».
A pesar de ser mujer en una profesion -por aquellos años mayoritaria de hombres- se defendia muy bien sola. En una ocasion en aquel mitico Carrito de la N10 francesa le dio una patada en los testiculos a un camionero bocazas que se paso de listo. Cada dos por tres soltaba uno de sus tacos y se quedaba mas ancha que larga. Nadine era, y es, una mujer bella, alta, rubia, de pelo corto, pero con caracter. Compañera como el que mas y siempre solidaria. En agosto del 92 yo deje la empresa para volver a trabajar a Leon y pasar mas tiempo con mi esposa de entonces y mis hijas. Nos depedimos en el ultimo viaje de vuelta juntos con una botella de Camapari y el humo de los cigarrillos, una larga conversacion y mucha pena, en la cabina de su camion.
Pasaron 10 años hasta que una noche de agosto que bajaba yo cargado de patatas de Belgica pare en el routier de Barbecieux a cenar y dormir. Alli estaba Nadine en el comedor vacilando con dos camioneros portugueses, cuando me vio grito «¡¡Mi niño!!» y el comedor se quedo en silencio. Despues de cenar acabamos la noche de nuevo en la cabina de su Renault recien estrenado, con una botella de Campari, mucho tabaco y hablando de todo, como dos verdaderos amigos. Nos despedimos con la promesa de vernos mas a menudo.
Pero el destino nos reservaba otra de sus paradojas. Pasarian de nuevo otros 10 años, otra vez en agosto. Yo descargaba en un gran almacen en Ciempozuelos, al entrar a la camara alli estaba Nadine que ahora llevaba un frigo enganchado a su fiel Renault. De nuevo grito «¡¡Mi niño!!». Como en las ocasiones anteriores la despedida con el Campari y el tabaco en la cabina de su camion. Esta vez mas breve porque ella llevaba otro reparto y yo tenia que ir a dormir a la puerta de la fabrica donde cargaba al dia siguiente. Repasamos aquellos años desde la ultima vez que nos vimos, mi divorcio y mis problemas de salud superados, como seguia echando de menos cada dia al bueno de Pierre, su intencion de jubilarse en enero de este año y todo lo que aquellas tres horas nos permitio, Intercambiamos los numeros de telefono y nos despedimos con pena. Yo volvi a la camara a recoger los papeles de la descarga, al volver al camion habia un folio doblado en el parabrisas, lo habia dejado Nadine. «Cuidate mucho mi niño, un beso».
Asi era y es Nadine, ahora se que disfruta de su merecida jubilacion, que disfruta de la misma viajando por el mundo cuando le apetece, llevandole flores cada poco a la tumba de Pierre y hablando con el como si estuviera vivo y sentado frente a ella. La ultima vez que hablamos por telefono hace poco me prometio que vendria a verme a Pamplona. Nadine fue la primer mujer camionera que conoci, una amiga de verdad y una compañera donde las haya. Todo un ejemplo en el que mirarse. ¡¡¡BUENA RUTA!!!.