En esta semana de descanso que se hara corta, encuentro hoy un momento ideal para volver a escribir una de esas historias de la carretera que guardo en mi memoria y que darian para un libro. La de hoy es veridica tal y como la cuento, resumida porque es mas larga, con nombres ficticios porque afectan a personas que aun viven. Una historia que yo vivi de cerca, desde su inicio hasta el estado actual del que estoy un poco desconectado en el ultimo año, pero que si preguntara a las personas que aun saben de ella no me costaria mucho actualizar, pero casi es mejor intentar olvidarla.
La historia se remonta a hace 17 años. El desgraciado protagonista pongamos que se llamaba Paco, tendria ahora unos 55 años, entonces 38, trabajando con el camion desde los 22, con el suyo propio desde los 36. Alto delgado y fumador de dos cajetillas de tabaco rubio. Casado desde los 26 y padre de dos hijos varones, el mayor nacido al año del matrimonio y el pequeño 14 meses despues. Esposa alta, rubia de bote, todo un tipazo bien cuidado que llamaba la atencion a su paso. De su trabajo en la rosca tanto de empleado como de autonomo, habian salido el DAF con dos años que arrastraba una plataforma vieja, el piso en una zona residencial nueva de una ciudad pequeña, un Renault Laguna pagando a plazos, como el resto y todo lo demas. Enamorado hasta las trancas de su esposa, padre ejemplar siempre preocupado por los estudios de sus hijos. Una ruta mas o menos comoda que le tenia como mucho tres dias fuera de casa, si se torcia la semana podia ser entera, pero siempre procurando volver, como todos, al hogar familiar.
La vispera de la Nochebuena de aquel fatidico 1.997 entro en casa a eso de las 23,30 horas, saludo como todos al entrar con un: «¡Hola, ya estoy aqui!», Le respondieron los ruidos fuera de lo normal que llegaban desde el dormitorio matrimonial, camino decidido hasta la puerta y ante sus ojos aparecieron su esposa desnuda y a los pies de la cama un hombre a medio camino de la huida, un rostro que conocia muy bien. Digamos que se llamaba Pepe, era el socio principal de la gestoria que le tramitaba toda la burocracia que arrastra, ademas de su camion, el autonomo.
Dejo caer en el suelo la bolsa que contenia la ropa sucia y demas, se dio media vuelta sin decir nada y dejo tras de si en la salida un portazo que sono en todo el bloque de viviendas y en sus alrededores en aquella helada noche de invierno. Bajo al garaje se subio en el Laguna y con las lagrimas de sangre de un hombre enamorado condujo como un automata hasta las afueras de la ciudad, a la finca heredada de sus padres, compuesta de media hectarea de terreno y una caseta sobre la que soñaba construir alguna dia una casa de campo, la huerta helada en la que no reparo, las luces del coche alumbrando el camino, abrio la valla, camino por la senda, quito el candado de la puerta, giro la llave en la cerradura y a oscuras a la izquierda tomo la escopeta de dos cañones que un dia fue de un tio suyo, apoyo la cabeza en los dos cañones despues de quitar el seguro, consciente de que siempre estaba cargada y sin cerrar los ojos apreto los dos gatillos. Alli acabo la vida de un hombre noble donde los hubiera, trabajador incansable, padre ejemplar y marido enamorado de una mala mujer de la que yo no dire su nombre, no porque no me den ganas, sino porque no pienso hacerle tan siquiera el honor de escribirlo.
Despues siguio todo el escandalo consiguiente que la tragedia tuvo, portada en la prensa, comentarios que se hacen entre los conocidos y no tanto, listillos que sabian del engaño matrimonial, pero que en lugar de avisar al engañado reian a sus espaldas. En fin todo lo que sigue al drama hasta que a esa historia tapa otra. Pero este escribidor que siempre ha creido en la justicia divina, una vez mas el destino se encargo de hacerla. Los hijos descubierto el drama dieron la espalda a la madre, el amante-amigo traidor, a su vez casado y con famila, tuvo que dejar la ciudad porque perdio toda la clientela, abandonado a su vez por esposa e hijos, arruinado, murio hace dos años despues de sufrir desde un año despues del drama un cancer de pulmon. El DAF con la plataforma a medio pagar aparcado en un poligono industrial que nadie quiso comprar, ni el concesionario se quiso quedar con el. La tarjeta de transporte nunca encontro compador. Hasta la familia de la esposa traidora dio la espalda a la de su propia sangre. La mujer bella que llamaba la atencion se fue demacrando lentamente, las deudas de aquellos bienes gananciales seguian llamando a la puerta. El piso tampoco encontro comprador. Ella se sumio en el tabaco y en alcohol, sin salir de la casa maldita. Hasta que un dia de pronto del verano del 2.000 desaparecio.
El DAF y la vieja plataforma terminaron convertidos en chatarra abandonada, despues de que cada dia les faltara una pieza, hasta que se los llevo la grua aquellos esqueletos que hoy seran latas de cerveza, o tal vez piezas de otro camion, que se yo. El piso cerrado y abandonado. Los hijos nobles como el padre, tabajadores y honrados donde los haya. Pero lo ultimo que me contaron es que hay un segundo todas las noches a eso de las 23,30 en el que suena en el edificio un sonoro y seco portazo que se oye en todo el barrio y cada 23 de diciembre tres minutos despues han oido un sonoro ¡¡NOOOO!!! en el garaje que suena a lamento de hombre enamorado, padre ejemplar, camionero noble y señor de la carretera donde los haya. Un amigo me conto que la vispera de Nochebuena de hace tres años, a eso de las 23,25, vio a Paco con la bolsa de la ropa en la mano, de color azul claro, entrar en el portal del edificio en el que fue su casa.
En fin, esta es la historia de hoy de la carretera, puede que alguien no la crea, que le suene a inventada, alla cada cual, pero yo y a quien le suene sabemos que es real. ¡¡¡BUENA RUTA!!!.