@Camioneroleones.-
Cuando llegan fechas veraniegas, sobre todo en este mes de agosto, aunque es de justicia decir que también durante el resto de año; los profesionales del transporte por carretera, tenemos que ver con cierta indignación como son utilizados nuestros camiones, más que nunca, como reclamo para los conductores que se dirigen a disfrutar de sus vacaciones, puentes o festivos; llegando a ignorarnos e, incluso, tratarnos con desprecio en muchos restaurantes de carretera.
Esos restaurantes que, el resto de año, sus dueños nos acusan de utilizarlos como aparcamientos, de ser muy pocos conductores los que desayunan, almuerzan, comen o cenan en sus instalaciones. Nos apuntan como alguien que ensucia los aparcamientos, sin entrar para nada al establecimiento. Es de justicia reconocer, que en muchos casos tienen razón, pero quizá desconocen, o no quieren reconocer los motivos.
La crisis economica que atravesamos desde hace años, se ha cebado, y mucho, en los sueldos e ingresos de camioneros, autónomos y pequeños empresarios, que estamos a diario en la carretera. Cuando pasamos de la peseta al euro el 1 de enero de 2002, misteriosamente y sin explicaciones convincentes, pasamos a sufrir unas subidas impresionantes en los precios. De precios de menú del dia de 1.000 ó 1.200 pesetas pasamos a 9, 10, 11 e incluso 12 euros. De pagar por una botella de agua 100 pesetas, a 1 euro y ahora hasta 2 euros me pidieron el otro dia en un restaurante de carretera de La Mancha. Hagan ustedes, queridos lectores, la cuenta, que a mi me da la risa, por no llorar.
Las bajadas de sueldos, trajeron el que cada día más conductores coman en la cabina, cocinen su propia comida, y todo lo demás. No vamos a entrar ahora en los consabidos conflictos salariales españoles con más convenios laborales que provincias, desde que se aprobó por el anterior gobierno la primacía del convenio de empresa por encima del resto.
Muchos de aquellos restaurantes de entonces terminaron cerrando, porque la crisis posterior al 2008 en adelante, tuvo sus consecuencias. Los hosteleros que creían que nunca iba a llegar la crisis abusaron. Ignorantes de que entre nosotros se corre como la pólvora los malos restaurantes, el mal servicio, los precios abusivos, la falta de seguridad en los aparcamientos, y todo lo demás. Pero por encima de todo, esa visión primitiva y de cortoplacismo de tener horarios de comedor de 13 horas a 15 de la tarde y de 21 horas a las 23 horas. Ignorantes de que un camionero no tiene horarios, por lo que puede necesitar comer a las 6 de la tarde o cenar a la 1 de la madrugada.
Pocos, muy pocos, han sabido darnos servicios de 24 horas. Alguno lo intentó y como en la primer semana no sacaba para la pagar la factura de la electricidad, decidió abandonar, incapaz de esperar al menos un mes para ver resultados.
Cuando llegan las épocas vacacionales del resto de ciudadanos, hay restaurantes que han llegado a decirnos que no quieren camiones en su aparcamiento porque estorban. El pasado mes fue noticia en las redes sociales el caso del restaurante La Hacienda en el kilómetro 273 de la A-6 en Torre del Valle en la provincia de Zamora. El dueño o responsable del establecimiento le dijo a varios compañeros que estaban aparcado que no lo hicieran o que se fueran, no querían camiones porque no dejaban aparcamiento para los coches de los turistas.
Este es solo un ejemplo. Otros lucen en sus carteles: «Restaurante las 24 horas», ¡Mentira!. La semana pasada paré en uno en la A-4 a las 24 horas y estaba cerrado, -cuyo nombre no recuerdo y mejor olvidarse-, así que lo mejor que puede hacer es quitar el cartel, por lo menos que no engañe. Sin ir más lejos, este pasado jueves me ocurrió algo muy curioso. En el restaurante Los Valles en el kilómetro 15 de la A-52 dirección Orense.
En otras paradas anteriores me dió buena impresión: Abierto 24 horas, la ultima vez a las 2 de la madrugada pude cenar menú del día, el servicio bueno y el precio justo, 11 euros. Pero mire usted por donde el pasado jueves, paré en torno a las 13:30 horas a comer, el aparcamiento ya comenzaba a llenarse de turistas, me senté en una mesa y pedí el menú del día. Poco a poco el comedor se fue llenando, estaban en la mesa de al lado otros 4 camioneros que parecían clientes habituales, sobre todo porque conducían trailers de obra.
Ente el primer plato y el segundo el tiempo pasaba, el reloj corría en mi contra, ya que me esperaban para descargar en la provincia de Orense y posteriormente en la de Lugo. Reclamé al camarero con un gesto el plato y le dije educadamente que tenía prisa, arrugó la cara y despues de unos minutos me lo trajo de malos modos, más pendiente de los ocasionales comensales, a la petición de postre volvió a torcer el gesto, levantó la voz para decirme que no había fruta, pedí una tarta de queso y un cortado. Mientras se alejaba hizo un comentario que me pareció descortés que no llegue a entender, como le miré fijamente se dió cuenta. Resumiendo, cuando me sentaba de nuevo al volante había pasado una hora y 20 minutos.
Esta y otras experiencias, llevan a este titular: Restaurantes de carretera: Los camiones como reclamo. Desgraciadamente en la carretera carecemos de restaurantes y áreas de servicio dispuestas a dar una atención adecuada a los profesionales del transporte. No abren 24 horas, pocas nos aseguran vigilancia de los aparcamientos, muchos nos miran con desprecio y otros el resto del año, cuando no hay turistas, se tienen que conformar con ver pasar los camiones. Cuando paras en ellos el pollo ya es de confianza y hasta habla por si solo, la merluza tiene contagiado el sabor a la ternera de al lado, el pan está reseco y te miran con desconfianza. Una vez uno me dijo que para una cena no iba a dar las luces del comedor, que si quería que comiera en la barra, eran las 9 de la noche.
En fin, este es un tema que dá para mucho. Como siempre ¡¡¡¡BUENA RUTA!!!!. (Foto: Archivo Diario de Transporte)