¿Tan difícil es entender la vida de los camioner@s? Nunca mejor dicho. No ya solo para el ciudadano de a pie, ese para el que somos una molestia y un estorbo en la carretera. Pero mucho más para las personas de nuestras familias y amigos. Convivir con el día a día de un camioner@ no es fácil, sobre todo cuando alguien de nuestro entorno no ha pasado con nosotros en una cabina de dos por dos cincuenta al menos un mes.
Viene este articulo a propósito de una desgraciada y lamentable noticia que me contaron esta semana en Barcelona. Un camionero llega a su casa después de casi tres semanas fuera y vé que su pareja le ha abandonado, desolado y hundido, decide quitarse la vida.
La familia decide que la noticia no sea recogida por ningún medio de comunicación, que se quede dentro del ámbito familiar y de amigos, que no sea explotada como que un camionero se ha suicidado. Su nombre es lo de menos. ¡Dios le tenga en la Gloria!, ¡Descanse en Paz!, ¡Ráfagas al Cielo!.
El drama está servido, una víctima más, despues de conocer de primera mano por boca de quien le conocía toda la tragedia personal, laboral y familiar de un camionero que, por encima de todo era buena persona, que contribuyó con sus viajes, noches de carretera, café, cigarrillos, horas de sueño quitadas a la almohada, y todo lo demas, a tener una casa propia. Afortunadamente en este caso no había hijos que vivieran traumados el resto de su vida por el suicidio paterno.
Este es, tan solo, un lamentable y desgraciado ejemplo, de muchos más dramas y desgracias personales que conlleva la vida de las personas que estamos a diario dándolo todo en la carretera para que, las estanterías de los supermercados estén llenas, las fábricas y almacenes estén sin materia prima, las gasolineras tengan su combustible, el correo y los paquetes lleguen a tiempo, y todo lo demás, transportados en camiones y furgonetas.
Siempre con prisas, porque ahora, hasta las alpargatas de colores son urgentes, nadie almacena, todo es para ¡Yá!. En el transporte siempre se va con retraso en la carretera. Planificadas nuestras vidas por administrativos, jefes de tráfico y «encargadillos«, que en lugar de vernos como alguien imprescindible para su trabajo y respetarnos como merecemos, nos ven como sus esclavos. Sin tener ni repajolera idea de lo que es nuestro trabajo. Juzgandonos desde el más absoluto desconocimiento, porque la ignorancia es la madre del atrevimiento, tachándonos de lo que no somos la gran inmensa mayoría: con calificativos despectivos como: «puteros», borrachos, locos, dueños de la carretera, y todo lo demás.
Absolutamente ignorantes de que l@s profesionales acarreamos sobre nuestras espaldas, fracasos matrimoniales, tenemos que ver crecer a nuestros hijos cada quince días o más, a plazos. Pidiendo al Cielo que nuestras parejas sepan entender y valorar nuestros trabajos. Con el volante entre las manos, pero con la mente en el banco, en la familia, en el jefe que no nos valora como nos merecemos y nos trata como si fuéramos una pieza más del camión, etc… Mientras nuestras familias cuidan de la nuestra con un ojo en los hijos y otro en la tele. Dándoles una vuelta el corazón cada vez que se enteran de un accidente en el que está implicado una furgoneta o un camión.
Porque como no hacemos ruido, nos lo hacen esos «antonios»,- sí en minúsculas porque lo merecen-, que van por la carretera móvil en mano porque tan solo salen de su aburrida vida en vacaciones y puentes, víctimas de esta tecnología en la que está de moda tener un minuto de gloria en televisión, aunque para ello tengan que matar y como en la canción del maestro Sabina que cantó en Que demasio al delincuente «El Jaro»: «De esta me sacan en televisión». Pero poniéndonos en la picota en pantallas de los programas sensacionalistas de la mañana, dirigidos por personas que como ellos, no saben absolutamente nada de nuestra vida y trabajo. Eso no interesa, no hay sangre.
Esos canales de televisión que no tienen lo que hay que tener para hacer un reportaje de verdad sobre nuestras vidas. Porque solo les interesa la sangre y el sensacionalismo. Puedo aportar pruebas al respecto. El programa Salvados cuando estaba comenzando a preparar el reportaje se puso en contacto con mi persona y me quedó muy claro lo que querían, por eso recibieron la respuesta que merecían, pero eso es otra historia.
Podría escribir varios capítulos sobre este tema, hasta resultar pesado, pero no quiero alargarme. Sirva lo escrito anteriormente, tan solo, como una pequeña muestra. Como siempre ¡¡¡¡BUENA RUTA!!!!.
Foto: Archivo Camioneroleones