EL Alcalde de León José Antonio Díez Díaz es mi HÉROE: II

Cuando en la transición se negociaba el mapa autonómico español, un ministro nacido por casualidad en León, en la localidad de Santa Maria del Páramo, por eso de que era hijo de ferroviario, de nombre Rodolfo Martín Villa, fue nombrado en octubre de 1979 presidente de la Comisión Autonómica de UCD, despues de haber sido cesado en abril del mismo año como Ministro de Gobernación -ahora Ministerio del Interior-, comienza a diseñarse el otro mapa autonómico español.

Completamente contrario a la Constitución de 1.978 que reconoce el derecho a la autonomía de las distintas nacionalidades y regiones en su artículo 2, por lo que Léon por su historia debería de tener una autonomía propia, llegando a decir Martin Villa en una entrevista un mes antes en la prensa leonesa que: «En principio, se va dibujando la posibilidad de que León plantee una autonomía cuyo ámbito territorial sería el de la provincia de León. Es decir, que León pueda constituirse como comunidad autónoma de ámbito uniprovincial». (La Hora Leonesa 19 de septiembre de 1979).

Pero no dice lo que realmente piensa, ni planea el gobierno que preside Adolfo Suarez, que era incluir a la provincia de León dentro de Castilla. Los resultados electorales del UCD eran cada vez peores, los resquicios del franquismo aun tenían mucho poder dentro del partido gobernante, por lo que plantear una autonomía uniprovincial en Leon, era tener un gobierno autonómico de izquierdas con toda seguridad, dado el peso electoral que tenían entonces en la provincia las cuencas mineras y las zonas rurales.

Por lo que su trabajo consistía básicamente en quedar bien con sus electores en Leon, provincia por la que era diputado en el Congreso, pero en Madrid movía los hilos para dar la vuelta a la tortilla, apaciguar al gobierno de Suarez el movimiento autonómico y crear previo pactos con el PSOE, lo que se conoció como las «autonomías de las dos velocidades», un trabajo que tenia que hacer si quería volver a formar parte del consejo de ministros español.

Por eso, una vez nombrado nuevamente ministro de Administración Territorial en septiembre de 1980, ya tenia el trabajo hecho, por lo que no dudó en pronunciar aquellas fatídicas palabra para los leoneses en Astorga unos meses antes de: «Con el corazón en la mano hubiésemos preferido votar por León solo, pero han primado las razones de estado», (Diario de León, 29-3-1980).

Ese era el primer aviso de que León no iba a ser una autonomía, por mucha historia que tenga encima a lo largo de los siglos en la de España, sea más comunidad histórica que muchas y tenga más derechos reconocidos. Por que en León eso de «Castilla y León», chirria, pero mucho mas escuece eso de la «Y», griega, que muchas personas ya se saltan cuando hablan de esta comunidad autónoma.

Asi que daba exactamente igual lo que pensaramos la gran mayoria de los leoneses, despues de todo nuestro devenir a lo largo de los años, siempres se ha dedicado o en Madrid o en Valladolid, con la paradoja que en la gran mayoría de las ocasiones han sido de la mano de políticos leoneses que en cuanto salían de los límites de la provincia, se les olvidaban las promesas electorales y desaparecía su complejo de inferioridad por eso de que iban a «negociar» a la capital de España o a Valladolid.

Porque a los políticos y gobernantes leoneses, lo único que parece interesarles es que no haya industria, ni en la capital ni en la provincia, no vaya a ser que la contaminación arruine las piedras calizas de la catedral, una catedral que dentro de 200 años seguirá teniendo en alguna de sus fachadas todavía los andamios para la restauración, así que como para mancharla con la «apestosa contaminación industrial», eso no.

Parece que es lo primero que les enseñan hasta convertirse en credo, a los que serán en el futuro los políticos leoneses: «Chaval cuidate mucho de traer industria que contamine la catedral, no vayamos a tener un disgusto y se termine el chollo de la restauración porque se nos derrumbe por la contaminación».

Continuará….

Foto: La catedral de León, archivo

 

Ni éramos malditos, ni somos héroes, somos conductores

@Camioneroleones.- Con el permiso expreso de «El camionero en ruta», he querido recopilar para este blog, uno de sus artículos escrito el pasado 11 de abril de 2020, pero que por su contenido, desgraciadamente, sigue estando de actualidad:

«Desafortunadamente, desde el pasado 20 de marzo no he podido, por circunstancias que no vienen al caso, volver a escribir en las páginas de Diario de Transporte. En mi último artículo De pronto se dieron cuenta de la importancia de los camioneros, resaltaba que, desde la declaración del Estado de Alarma, habíamos pasado de ser considerados «malditos y denostados por estorbos en las carreteras», a que éramos imprescindibles para el abastecimiento de mercancías para la sociedad.

Vale, pues… Ni éramos malditos, ni somos héroes, somos conductores. Exactamente los mismos, los que realizamos nuestro trabajo a lo largo de todo el año, llueva, nieve, bajo tormentas, niebla, vientos que tumban camiones, que tienen accidentes con demasiados compañeros muertos,- ¡¡Descansen en Paz siempre y Rafagas al Cielo!!.- porque tan solo un compañero muerto en la carretera ya es demasiado.

Los mismos que desde la declaración del Estado de Alarma, se les cerraban baños, restaurantes, gasolineras, servicios públicos de empresas, teniendo que hacer sus necesidades hasta en la cabina, en España y en toda Europa. Que no se alarme nadie, que es la realidad. Los mismos que a cara descubierta, muy tímidamente, han ido apareciendo también como héroes, pero al final en los vídeos de las televisiones. En la mayoría de los casos por medios sensacionalistas que solo publicaban, y emitían en televisiones casi hasta la saciedad, vídeos de compañeros que se quejaban de todo lo anterior.

Esas mismas televisiones, que estos días en sus informativos durante más de 30 minutos centran exclusivamente su información sobre la pandemia mundial del maldito coronavirus. Pero que ninguna, absolutamente ninguna ha tenido lo que hay que tener, para sentar en una entrevista a un conductor profesional, que libremente contara toda, absolutamente toda la realidad. No solo el maldito morbo de vídeos con información sensacionalista.

¿Dónde están esos periodistas que hacían verdadera información sobre los campos de batalla?, ¿Donde está esa prensa?, en sus casas delante de un ordenador editando vídeos de las redes sociales, confinados como todos.

Pues bien, les propongo una solución, si de verdad quieren conocer la realidad del transporte en España y en Europa, no solo la de los camioneros, también la de los conductores de autobús, ya sean de líneas regulares, de corta, media y larga distancia, la auténtica realidad de los trabajadores del volante; los mismos que el resto del año, se ven obligados por esa maldita necesidad que tenemos los trabajadores honrados, de comer nosotros y los nuestros, pagar deudas, seguir día a día en nuestras vidas; no solo ahora con la crisis sanitaria mundial. NO, también el resto del año, de todos los años pasados. Pero desgraciadamente, del futuro que nos espera, cuando todo esto pase, de lo que vendrá, que ya tenemos encima, los ERTES, despidos, paros, vacaciones, y demás.

Le propongo desde la oportunidad que me dá cada semana, Diario de Transporte, que se pongan en contacto con el editor y director, que concierten con él una entrevista, y cara a cara sin más que una cámara que grabe; yo, «El camionero en ruta«, me comprometo públicamente a contar toda mi verdad.

La verdad sobre la realidad, de esos industriales, que se autollaman equivocadamente, porque no los son «empresarios«, desprestigiando a los que de verdad los son. No olvidemos que la palabra empresario, viene de emprendedor, con lo que eso conlleva. Me refiero a los que ven en el trabajador una pieza más del autobús o del camión. Los que ahora están despidiendo y han despedido a trabajadores con contratos temporales, sin explicaciones.

Los que están dando vacaciones inciertas y todo lo demás. Sencillamente porque no saben, desgraciadamente, nadie lo sabe, como estaremos y saldremos a nivel mundial de esta a un año vista. Ni el más reputado economista-futurologo lo sabe. Bolsas por los suelos, petróleo almacenado que nadie consume. Dinero parado en los bancos que nadie quiere, que esa es otra. Banca privada despiadada como siempre, que antes no te llamaba y ahora te reclama por teléfono, para decirte que te vence un recibo de 33 euros con 333 céntimos, que si no los ingresas te cobrarán 40 euros por el descubierto en cuenta.

Que te queda la sensación por el lamento del director, al otro lado del telefono, que vas a provocar el derrumbe en bolsa del banco. La misma banca privada carroñera que ahora quiere hacer su propio agosto con los créditos ICO, para autónomos y empresas. Esa banca que nunca ha tenido, ni tendrá humanidad. Si, la misma que nos regalaba una vajilla, una tele y hasta un móvil por pedir un crédito hipotecario hace apenas 14 años. Sí, pero con otro director agobiado porque ahora tiene que reclamar a clientes que no conoce lo que otros directores vendieron como máquinas en aquel dinero para todos. Ya y ahora…. ¿Qué? Porque el dinero parado no produce, y ningún banquero, industrial o inversor que se han ido al otro mundo por el coronavirus, se lo ha llevado.

Que esa es otra. Esta pandemia mundial no conoce de posición social, política o personal. Aunque como en todas las catástrofes, siempre los que más muertos aportan desgraciadamente, somos los de la calle, las clases más desfavorecidas y desatendidas socialmente. ¡¡¡Malditos virus!!!.

Pero a lo que iba. Que los profesionales del volante, hemos sido, y seguiremos siendo, ante todo conductores profesionales. Pero cuando esto pase, y volvamos a trabajar como hace exactamente un año; espero que no volvamos a ser, lo que seríamos a estas horas si no estuviéramos en Estado de Alarma.

Ahora estaríamos hablando de camioneros tirados en las áreas de servicio, en restaurantes cerrados, en polígonos industriales, e incluso, en arcenes de carreteras, parados mientras hoy sábado, los ultimos en llegar a las playas inundarían las carreteras para circular. Que digo yo, que el Gobierno podría plantearse una Ley que les obligara a salir por turnos. Para que los camioneros, conductores de autobuses y demás compañeros, pudieran llegar a sus casas o destinos. Sin necesidad de que se violara su derecho Constitucional de la libre circulación de personas. Que si, también, antes y ahora somos ante todo, personas.

Lanzado el guante-reto queda a esos periodistas de antes, de ahora y de siempre, verdaderos y que se mojan donde hay que hacerlo, por informar a la sociedad de toda, absolutamente toda, la verdad. Repito, por si alguno no lo ha pillado aún: Ni éramos malditos, ni somos héroes, somos conductores. Como siempre para todos ellos ¡¡¡¡BUENA RUTA!!!.

Artículo original: Ni éramos malditos, ni somos héroes, somos conductores: «El camionero en ruta». Opinión

Foto: Archivo

 

¿Jubilación a los 60 años para los conductores profesionales?

¿Jubilación a los 60 años para los conductores profesionales? Me preguntaba un tanto escéptico el otro día el trabajador de una empresa de logística del almacén de una importante empresa multinacional. Como si le parecieran extrañas las demandas de los conductores profesionales del transporte de mercancías por carretera y de viajeros, que aseguraba haber leído en las últimas semanas.

– ¡Pues sí!, -le contesté, claro que es justo y necesario que camioneros que llevan, en su grán mayoría desde que tenían poco más de 21 años, subidos a un camión realizando rutas de transporte nacional e internacional. Jubilación a los 60 años para ellos que han pasado por sus manos, desde aquellos incómodos camiones de los años 80, -comparados con los de la actualidad-, pero no solo por eso.

También porque, en la grán mayoría de los casos que conozco, sus cuerpos son un cúmulo de dolores fruto de «las burradas» hechas en la juventud, cuando se tiene la sensación de poder con todo. Sobre todo en aquellos años, que ahora le sonaran a «chino cantonés» a más de uno, aquello de quitar y poner lonas, desmontar arquillos y barras, abrir laterales y estibar la mercancía bien asegurada para que no hubiera problemas en el viaje, y vuelta a montar todo otra vez antes de arrancar el camión.

Cargar de cualquier forma en los lugares más variados, para circular por aquellas carreteras de entonces, en las que los baches formaban una parte mayoritaria del asfalto, con la espalda soportándolo todo. Recuerdo años de ruta fija Madrid-Zaragoza ida y vuelta, en ruta nocturna, en la que mi distracción favorita para que no se hiciera pesado el viaje, era contar los baches de la carretera por tramos en ambas direcciones, sumarlos y pasadas unas semanas, vuelta a contar de nuevo.

Pero no solo los baches, ni los camiones y remolques de aquellos años. También por los desfases horarios que siempre han existido, la alimentación y todo lo que conlleva esta profesión. Camioneros con exceso de peso, los pulmones y el cuerpo hartos de tabaco y café para pasar las horas. Trabajo duro y constante por eso tan nuestro, que llevamos en la sangre, de llegar a destino de carga o descarga, de cumplir como caballeros de la carretera y todo lo que cada cual quiera añadir a sus circunstancias particulares.

Es indignante hasta el extremo que en otras profesiones, que todos conocemos, con mucho menor desgaste físico, se concedan jubilaciones anticipadas antes de cumplidos los 60 años. Es indignante que tribunales médicos encargados de conceder incapacidades más que merecidas; se la nieguen a camioneros y conductores profesionales que acumulan dolencias y enfermedades crónicas.

Camioneros que llevan en sus cabinas un botiquín con el que aplacar enfermedades y dolencias, con el consiguiente riesgo que suponen los efectos secundarios de esas medicaciones. Camioneros que a estas horas deberían estar acompañados en sus cabinas por jóvenes a los que enseñaran todo lo que saben de la profesión, que es mucho. Pero sin que esos nuevos y futuros camioneros no fueran explotados con sueldos y condiciones laborales miserables, sino con incentivos que les hicieran amar la profesión aunque, en principio no la llevaran en la sangre, como otros.

¿Qué futuro le espera al transporte de mercancías por carretera y de viajeros en España, si no se estimula y se promociona la incorporación de trabajadores jóvenes?, ¿Qué futuro le espera a ambos sectores del transporte cuando se jubilen los camioneros y conductores que nacieron en las décadas de finales de los 50 y los 60 del siglo pasado?, ¿Dónde tienen la visión de ese futuro las asociaciones empresariales del transporte de ambos sectores?, ¿A qué espera este Gobierno y los futuros para dar salida a la creciente demanda de profesionales del volante?

Que alguien me responda a estas preguntas porque yo, sinceramente no las encuentro respuesta, por más que miro la actualidad. No se trata solo de adelantar la edad para conseguir los correspondientes carnets profesionales. También se trata, y mucho, de estimular a las nuevas generaciones. Que no abandonen a los cuatro días de haberse subido a un camión o a un autobús. Que no se sientan explotados y despreciados, que se sientan valorados y motivados.

Que se profesionalice la profesión con la suficiente formación para adaptarse a las nuevas y constantes evoluciones tecnológicas. Que se forme con las condiciones adecuadas en todos los aspectos. Porque el transporte de mercancías y de viajeros es esencial y primordial para la sociedad y la economía de un país.

Mientras todo lo anterior y lo que me dejo en el tintero, no se cumpla, el futuro es negro. Porque esta sociedad tan ciega junto con este Gobierno y los futuros, desconocen absolutamente la realidad del sector. No saben o no quieren saber la verdad. Total, mientras sigamos mal tirando ¿Qué mas da? Pero no es ni tiene que ser así. Mirar para otro lado, poner parches y nunca soluciones a la realidad es ser absolutamente ciego, o casi.

Los camioneros y conductores profesionales que nacieron en las décadas que citaba antes, están hartos, pero aguantan esperando y rezando por llegar a la edad legal de jubilación. Resignados de pelear. Mientras desgraciada y fatalmente se incrementan cada semana las muertes de compañeros, no solo en accidente, muchos de ellos por infartos y muertes repentinas en sus cabinas o casas. Sencillamente bochornoso. Pero de todos es sabido que los gobiernos están a lo suyo, y de los sindicatos, pues tres cuartos de lo mismo.

Como siempre, ¡¡¡¡Buena ruta!!!!

Autor original: El camionero en ruta en Diario de Transporte