Una de las consecuencias de esta terrible crisis y de la politica de tierra quemada del actual gobierno, de la falta de una oposicion eficaz y unida y de la sumision en la que han caido los sindicatos pese a que aparentemente estos se muestren combativos, es que estamos perdiendo solidaridad entre la clase trabajadora a una velocidad muy preocupante. Hasta el punto de que en la mayoria de las empresas -por no decir en todas- cada trabajador va ya claramenate a lo suyo, preocupado unicamente de defender su puesto de trabajo con uñas y dientes si hace falta con tal de no pasar a engrosar las cifras del vergonzoso desempleo y, lo mas terrible aun, es que se muestran dispuestos a plegarse ante cualqueira de las exigencias de empresarios o industriales, como rebaja de salarios, aumento de las horas trabajadas a precios irrisorios o, incluso, sin cobrar y todo lo que le pueda dar la certeza cada dia cuando vuelve a casa de que al dia siguiente podra seguir trabajando.
Es muy triste, y lo digo como trabajador por cuenta ajena, que una persona se vea obliada a plegarse a las exigencias mas deplorables como contaba abteriormente, pero ¿Que quieren que les diga?. Hasta cierto punto lo entiendo, por muchas razones. Que conste por adelantado que yo he sufrido las consecuencias de dar la cara frente a la empresa por mi y por mis compañeros y al final -confieso amargamente- no me quedo mas remedio que tirar la toalla y preocuparme unicamente de mi puesto de trabajo. El motivo fue que ante la presion que tuvimos que soportar muchos compañeros arrojaron la toalla y decidieron dejar de luchar, precisamente cuando mas cerca teniamos el triunfo, pero la vida es asi y uno puede dar la cara hasta cierto punto, pero no puede entrar a valorar con total rotundidad las circunstancias que obligan a algunas personas a tomar decisiones que no entiendes y ademas, siempre hay que respetar la libertad individual de los demas y que cada uno es muy dueño de hacer de su capa un sayo -como suele decirse- y no te queda mas remedio que plegar velas, recoger las armas y retirarte a tus cuarteles para iniciar un nuevo camino de lucha individual en la que procuras que al menos tu orgullo no se vea afectado.
No es que yo sea un caso excepcional, soy lo que soy y punto, despues de todo siempre procuro ser consecuente con mis actos y que, al menos, se me respete como persona y trabajador y lejos de mi ponerme medallas. Pero me duele muchisimo que como consecuencia cruel de esta crisis que no provocamos, de una reforma laboral despiadada y de que veamos a diario a personas conocidas y no tanto, que continuan cayendo irremediablemente en las colas del paro, sin un futuro minimamente claro y con hipoteca, familia y, lo mas importante, con la obligacion y la necesidad de poner cada dia en la mesa algo de comida con la que podamos, al menos, dormir con un poco de tranquilidad, estemos perdiendo algo tan importante como la solidaridad entre la clase trabajadora. Algo que nos costo muchisimo conseguir. Triste realidad.