«No me acaricies el pelo que tengo poco y ninguno de tonto» que cantaba Jorge Martinez, líder del grupo musical Ilegales. Porque a veces le dan a uno ganas de liarse la manta a la cabeza y armarla gorda. Sobre todo ante tanto despotismo por parte de algunos mal llamados «empresarios» que se creen por encima del bien y del mal. Del mismo modo que algunos trabajadores a los que, como suele decirse, «hay que echarles de comer a parte». Porque de todo tiene que haber en este mundo.
No se trata aquí de demonizar a nadie, ni mucho menos. Del mismo modo que tampoco pretendo subir a algunos a los altares por mucho que se empeñen. Pero me cabrea y horroriza a la vez tanta insensatez humana, tanto por un parte, como por la otra. Tanto -y que conste que estoy generalizando para que nadie se llame a engaño- necio que se niega a admitir la realidad. Que se ceba mentalmente en la confrontación cercana por un «quitame allá esa bandera» o por un adjetivo que no esta en el sitio que a el le gustaría. Para seguidamente hacerse toda un orgía de pajas mentales al respecto de cualquier tema. Cerrarse en banda y declararse enemigo acerrimo de aquellos que no le dan la razón.
Pero si, encima, el debate se produce en las redes sociales; rápidamente acusan a administradores, o a cualquier persona, de dictadores, de no respetar la libertad de expresión entendida por ellos. Que no es otra que la suya propia, sin darse cuenta de que una cosa es opinar en un estado democrático. Respetando las reglas básicas de todo dialogo, que no son otras que el respeto a las ideas ajenas, la educación y las buenas formas. Dando la razón al contrario cuando es de recibo y en justicia dársela. Del mismo modo que tiene que ser reciproca cuando el debatiente también la tiene. Pero no. Aquí ya perdemos las formas, ya pasamos a ser mas papistas que Francisco I. De ahí al insulto, las descalificacion, la polémica y el consiguiente desmadre que da vergüenza ajena.
Porque hay que vestirse por los pies para reconocer los errores propios. Ser consciente de que nadie es perfecto, que todos somos humanos -yo me equivoco y dudo mas que nadie y ¡Benditas dudas!- pero ya sabemos como las gastamos en el transporte. Sobre todo con aquellas personas que siempre se han comportado así en la vida. Porque justo es reconocer, que afortunadamente, todo el personal no es así. Que también hay quien tiene muy claro quien es y cual es su papel en todo esto. Quienes saben con el conocimiento de previsión a futuro, cual es el camino que al final terminara tomando el transporte en un futuro mucho mas cercano del que parece. Que no es otro que la profesionalizacion en todos los aspectos. Tanto empresarial como a nivel de trabajadores.
Que aquí cada cual tiene su responsabilidad, tanto pasada, como presente y futura. Que no vale eso de echar balones fuera y declararse enemigo acerrimo de todo el mundo. Un poco mas de civilización controlada, de mas realismo. Pero sobre todo -y vuelvo al principio- no me acaricies el pelo que tengo poco. No me toques las narices con posiciones sin pies ni cabeza. Que si, que yo tengo muy claro que es el transporte en todos los niveles. Que no se puede, a veces, mezclar agua con aceite, ni churras con merinas. Porque una cosa son los problemas como colectivo y otra, muy diferente, los individuales y particularmente específicos que atañen a cuestiones que es imposible que sean mezcladas. No me acaricies el pelo vendiéndome películas que tan solo tu te haces. No me puede defender en mis derechos mi jefe que tiene 5 camiones cuando le pida mejoras salariales y laborales. Que se muy bien el cuento y la realidad. Eso de que no puede, que el transporte esta muy mal y tal y tal. Cuando el es incapaz de imponer sus precios, la calidad de su servicio y todo lo demás y va por la vida bajando precios.
Que volvemos a lo mismo de siempre, a la palabra mágica de 5 letras, unión -da igual como la escriba-. Con las consiguientes preguntas esas de «¿Quien le pone el cascabel al gato? y sinónimas. Pero no me acaricies el pelo llamándome radical y extremista por defender mis derechos y luego pretendas que de la cara por defender los tuyos como empresario incompetente y cobarde que no tiene lo que hay que tener para hacerse valorar. Encima haciéndome la pelota y pasandome en segundos de diablo a santo dependiendo de lo que mas te interese. Ahora vendrá quien pida nombres y apellidos. Yo pregunto ¿Cuantos entrarían en esa lista? ¡¡¡BUENA RUTA!!!