Ya no nos sorprende tanto encontrar ofertas de trabajo en las que el sueldo que se ofrece es inferior a la mitad de lo que normalmente ganaba un conductor al mes hace apenas unos años. Es como si de pronto tan solo imperara la mano de obra barata. Eso si con las mimas, e incluso mas, exigencias de las que se pedían entonces por un salario que se consideraba mas o menos decente. Incluso se esta imponiendo, como si de una norma no escrita se tratara, una especie de tarifa plana en los sueldos. Como si hubiera una competencia entre las empresas para ver quien es el que consigue los trabajadores por menos dinero.

Todo como consecuencia de una crisis que curiosamente siempre recae sobre las espaldas de los mismos. Una forma descarada de aprovecharse de las situaciones por las que atraviesan los trabajadores que se encuentran sin trabajo, pero teniendo que hacer frente a todos los gastos familiares y acuciados por esa necesidad humana de tener que comer y de supervivencia. A partir de aquí cada cual hará su propia interpretación de las circunstancias que nos han llevado a esta situación. Unos culparan de ello a la mano de obra extranjera que se ofrece por menos sueldo que los nacionales. Otros a los empresarios sinvergüenzas que no dudan lo mas mínimo en aprovecharse de las necesidades de supervivencia de los trabajadores. Algunos llegaran incluso a acusar a esos mismos empresarios de preferir ahora la mano de obra nacional a los precios a los que trabajaban los de otras nacionalidades.

Pero todos en mayor o menor medida tenemos nuestra parte de culpa en esta situación que en algunos casos raya la semiesclavitud. La insolidaridad generalizada que siempre ha imperado en el sector. El preocuparnos únicamente de nosotros mismos sin darnos cuenta de que lentamente estábamos cavando la situación a la que hemos llegado. La gran disparidad de convenios colectivos en un sector que tan solo debería de tener tres. Conductores de transporte internacional, de transporte nacional y de transporte comarcal. A lo que ademas a contribuido -y mucho- la reforma laboral propiciada por este gobierno, que ha primado sobre los convenios provinciales y autonómicos, los de las empresas, aumentando así las desigualdades y la imposibilidad de que los conductores podamos estar unidos.

Sea como fuere, esta es la situación en la que nos encontramos actualmente. De lo que se trata ahora es de revertir la situación, de conseguir que cambie para mejor. Una tarea harto difícil. La desconfianza generalizada que impera en el sector hacia los sindicatos tradicionales, que han permanecido prácticamente impasibles mientras las desigualdades salariales aumentaban. La falta de organización entre nosotros mismos, la insolidaridad generalizada y la falta de un verdadero sindicato gremial de conductores que se preocupe únicamente de los intereses de los que lo componen, hace que si no lo remediamos cuanto antes, continuemos empeorando cada día mas y la mano de obra barata se convierta en una nueva forma de explotación, si no lo es ya.

Por eso considero que se debería tener muy en cuenta por parte de los conductores asalariados las propuestas y las intenciones de iniciativas como el Sindicato Independiente de Conductores Asalariados, que pretende llenar un vació existente en el sector, como es la necesidad de un verdadero sindicato gremial de conductores, totalmente independiente y formado por conductores que están todos los días en la carretera y sufren en sus propias carnes todas las circunstancias por las que atravesamos los que somos empleados. Una iniciativa de la que deberían formar parte todos los compañeros para conseguir un verdadero sindicato que defienda únicamente los intereses de los conductores asalariados frente a los continuos abusos que sufrimos por parte de las empresas.

Evidentemente esta no es mas que una opinión personal, pero ante la que creo que al menos los compañeros deberían de informarse para poder decidir si están dispuestos a luchar por sus derechos, tanto perdidos, como actuales y futuros. Como siempre ¡¡¡BUENA RUTA!!!.

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