Vuelve Mariano Rajoy despues de tres semanas de vacaciones en las que ha tratado de dar la sensacion de estar aislado de la vida politica, con esos paseos de menos de un kilometro rodeado de parte de la cupula del partido y convenientemente televisados. Por cierto, me llamo especialmente la atencion que la ministra de fomento paseara con zapatos de tacon mientras el resto vestian de ese modo tan casual que suelen vestir los politicos en vacaciones, con camisa, vaqueros y calzado comodo, como quien se va a tomar unas cañas un fin de semana.
Son muchos los frentes que tiene abiertos en esta vuelta del verano, pero tratara como siempre de aparentar normalidad, como si en realidad no pasara nada y las refriegas politicas no fueran con el. Para ello ya se ha procurado una agenda lo suficientemente viajera para los proximos meses que le permitira estar alejado de los problemas de casa. Nada nuevo por otra parte. Antes estaba en la nube sin querer bajar al suelo donde los españoles tenemos los problemas diarios y ahora en un cambio de estretegia decide irse por esos mundos de Dios con una agenda propia de un ministro de asuntos exteriores.
Nada como marcharse de viaje para que no le caiga directamente todo lo que pueda ir saliendo a la luz en el escandalo del caso Barcenas, que seguramente continuara en breve con otro goteo continuo de informacion sabiamente proporcionada por el extesorero y su entorno. Ningun problema porque segun Mariano Rajoy el ya dio todas las explicaciones que tenia que dar en su comparecencia del 1 de agosto. Parece no importarle mucho la sensacion que nos dejo a todos de que no conto la verdad, asumio levemente un error y actuo con toda la intencion de pasar pagina rapidamente.
Nada mejor para hacerlo que el problema de Gibraltar, que a mi me sigue sonando a una crisis provocada para desviar la atencion. No me creo que de pronto al gobierno se le haya encendido una alarma inesperada y se hayan dado cuenta de que el peñon es un refugio de contrabandistas, un paraiso fiscal o un problema repentino por sus obstaculos hacia los pescadores. ¿Porque no se han dado cuenta desde diciembre de 2011?. Ese repentino sentimiento de españolidad sobre la roca no deja de ser una malisima gestion de la politica exterior. Veremos cual sera el desenlace de este problema. Mientras tanto Rajoy vuelve como si no pasara nada.