Desde que comenzó el descenso del precio de los carburantes no era difícil adivinar que no tardarían mucho los cargadores en reclamar una bajada de los precios del transporte. Sorprende la prisa que se han dado, cuando apenas bajó el gasóleo a precios inferiores a 1 euro. Rápidamente comenzaron a enviar cartas a las empresas de transporte anunciando bajadas en torno a los 3 céntimos por kilómetro. Por supuesto que nunca se dieron la misma prisa para subir los precios cuando el combustible alcanzó sus precios máximos. Para esto último todo el mundo hace oídos sordos, aprovechándose de la falta de unión entre los profesionales del sector.
Una vez más se vuelve a cargar sobre las espaldas de los transportistas los costes económicos, rápidamente se recurre a la bajada de precios, que, por cierto, todos sabemos que están muy por debajo de lo que debería ser su precio real. Del mismo modo que siguen soportando autónomos, cooperativistas y pequeñas empresas las consecuencias de la morosidad. Esta ronda en torno a 80 por ciento de las empresas cargadoras, que están tardando muy por encima de los 60 días que establece la ley de morosidad y que se acercan más a los 120 días, justo el doble. Mientras el gobierno mira para otro lado y no parece dispuesto a legislar sobre el tema con el fin de penalizar legalmente a los morosos.
También actúa el gobierno haciendo oídos sordos ante la falta de un precio mínimo en los precios del transporte, precio que tendría que ser obligatorio y que cubriera los costes y beneficios mínimos de rentabilidad, fuera a parte de la libertad de mercado.
Si continua adelante esta bajada de precios, que parece convertirse en generalizada, serán muchos los transportistas que se verán obligados a tener que abandonar la profesión. Del mismo modo que se hará imposible una recuperación de los salarios en consonancia con los que en justicia deberían ser. Aquí cualquier disculpa es buena para que nadie asuma su responsabilidad. Todos sabemos que el principal problema que padece el transporte en España es la falta de unión, que sería el verdadero remedio para encontrar las soluciones a todos sus problemas. ¡¡¡BUENA RUTA!!!.