Despues de una semana sin acudir a esta pagina por problemas tecnicos. Los dias pasados no han estado exentos de acontecimientos. Quiza el que mas ha llamado la atencion haya sido el asesinato de la presidenta da la Diputacion de Leon Isabel Carrasco, un crimen en el que se mezclan las venganzas personales y el odio acumulado de dos personas que se sentian perjudicadas por la actuacion de la politica y sobre el que se ha escrito mucho en estos dias. Una cosa que siempre me ha sorprendido es la tendencia que tenemos en este pais de hablar bien de las personas una vez han muerto, por mucho que no fueran precisamente ejemplares durante su vida, eso da igual, una vez ha muerto alguien hay una predisposicion para hablar bien del fallecido.
El el caso de la que fue presidenta da la Diputacion leonesa se ha escrito de todo, pero lo que me ha llamado la atencion especialmente es esa tendencia por parte de algunos miembros del gobierno de intentar criminalizar a aquellas personas que dieron su opinion sobre la fallecida en las redes sociales. Doy por sentado que algunas merecen la intervencion judicial sencillamente porque se han pasado veinte pueblos en sus manifestaciones, pero de eso a intentar criminalizar a todos va un abismo.
Los que hemos vivido un poco de cerca la vida politica leonesa sabemos muy bien como se las gastaba la fallecida con aquellos que se atrevian a criticarla, llegando a darse casos de periodistas locales despedidos por haberse atrevido a criticar a Isabel Carrasco. En los medios de comunicacion provinciales era un tema tabu escribir sobre ella, se podia escribir de todo menos de la presidenta de la Diputacion.
Su comportamiento al frente de la institucion provincial era mas propia de un cacique. No creo que se pueda hablar bien de alguien que se subio el sueldo hasta el punto de llegar ganar mas que el presidente del gobierno, que llego a acumular nada menos que 13 cargos, por mucho que los redujera ultimamente a 7. Da exactamente igual que haya fallecido. Esto no es motivo suficiente para que exista una especie de obligacion para tener que hablar bien de alguien cuyo comportamiento resultaba escandaloso.
Soy plenamente consciente de que por el simple hecho de tener el atrevimiento de escribir sobre esta persona corro tambien el riesgo de pasar a formar parte tambien de los investigados por escribir sobre Isabel Carrasco, pero me da igual. No pienso por ello dejar de dar mi opinion sobre el comportamiento de alguien. Que quede muy claro que en ningun momento justifico el asesinato, ni mucho menos, al contrario lo condeno, pero de ahi a tener que hablar bien de alguien cuyo comportamiento no me parecia adecuado hay mucha diferencia.
Asi que no siempre hay porque hablar bien de alguien por mucho que haya muerto, sobre todo cuando su forma de actuar como politico dejo mucho que desear.