DE EMPRESARIOS Y OTRAS ESPECIES.

Partiendo de la base de que la palabra empresario tiene su origen en la denominación emprendedor, a partir de aquí se pueden sacar muchas conclusiones lógicas. El empresario de verdad, el autentico, para desgracia nuestra, particular a veces y colectiva; escasea. Algo que no debería de ser así. El que lo es de verdad difiere mucho de la gran mayoría. Es una persona implicada al cien por cien en su empresa. Trata a sus trabajadores como lo que son, personas, sabe sacar de ellas el mejor capital humano y profesional. Les cuida y mima plenamente consciente de que son su mejor inversión y el mejor futuro para la empresa y para el. 

Una vez escuche por televisión una definicion perfecta, resumida en pocas palabras, del famoso cocinero Alberto Chicote: «El que no cuida de sus trabajadores jamas podrá cuidar de sus clientes y de su empresa». Personalmente pienso como el porque considero que las personas son el principal capital de una empresa. Estas se parecen mucho a las traineras que compiten en El Cantábrico. Todos tienen que remar al mismo ritmo y el timonel dirigir muy bien la embarcación para conseguir el éxito. Sencillamente porque si alguien rema des-acompasado, o quien la dirige es un inútil, se hundirá o terminara la ultima y fuera de recorrido.

No estoy con esto defendiendo a nadie, que mal pensados hay muchos. Estoy dando un punto de vista particular, como empleado. Sencillamente porque si tu trabajas a gusto en la empresa, te sientes valorado y te das cuenta de que tu punto de vista sobre las mejoras en el trabajo son tenidas en cuenta. Te pagan un salario que consideras justo y te sientes tratado como te mereces, a no ser que seas un gilipollas integral, trabajaras a gusto, feliz, y en consecuencia, tu rendimiento sera mucho mayor que si fuera todo lo contrario ¿O no?

Pues eso, desgraciadamente, es lo que ocurre en aquellas que están dirigidas por las otras especies, los que no son empresarios de verdad, los aficionados, los que pusieron una empresa de transporte por la misma regla de tres que podrían haber puesto una carnicería. Son aficionados, en la mayoría de los casos, malos aficionados. Se metieron en esto del transporte porque vieron que otros progresaban. Ellos jamas tuvieron, ni tendrán, mentalidad de empresarios ni de emprendedores. Arrastran chatarra por una crisis que también les ha pillado. Son incapaces de hacerse valorar a la hora de contratar los viajes. Aceptan lo que pillan, siempre a la baja. Se caracterizan porque las primeras medidas que adoptan cuando merman sus ingresos son de sobra conocidas. Rebaja de sueldos, mantenimiento escaso o nulo de sus vehículos. Inversión nula. Marrullería en el día a día.

Se convierten en mal pagadores, en gente amargada permanentemente al frente de las empresas. Acusando a grito pelado de sus males a cualquiera que se ponga por delante. En lugar de reconocer los errores y la incapacidad propia e intentar cambiar de actitud y de comportamiento. Se guían por lo que hacen otros que son como ellos, en lugar de innovar y reconvertirse para hacer su empresa rentable. Tiran para adelante con su cabezoneria de ser empresarios cuando nunca lo han sido ni lo serán. Como mucho se les podría calificar de industriales, eso siendo muy generosos. Porque el industrial solo mira el rendimiento de las maquinas y los beneficios económicos. Incapaces de distinguir y de tratar diferentes a las maquinas y a las personas.

Evidentemente todo esto en el transporte ha terminado por tener sus consecuencias lógicas, y mas en tiempos de crisis. Todos sabemos que sobran camiones, que estamos, nos guste o no, en una Unión Económica Europea en la que prima la libertad de circulación de personas, de mercancías y, sobre todo, de capitales económicos. Que el autónomo en el transporte, sobre todo en España, solo tiene de tal la palabra y nada mas. Que todo esta en manos de las grandes corporaciones multinacionales que solo miran la cuenta de resultados. Dicho en román paladino: Que son lo que cortan el bacalao y marcan las reglas del juego. Por lo tanto aquellos empresarios y los de las otras especies, que no estén preparados para un futuro que se avecina muy negro para ellos, están condenados a la desaparición.

Así que a partir de aquí que cada cual saque sus propias conclusiones, que no se cierre en la cerrazón equivocada. Que aterrice a la realidad y actué en consecuencia. Yo como conductor asalariado lo tengo muy claro. Mientras no se invente el camión autómata seguiremos existiendo los conductores a sueldo. Nuestros objetivos tienen que ser los lógicos de la profesión. Luchar por nuestros derechos y procurar la unión de todos los que son profesionalmente como yo. Ellos, los empresarios y otras especies que se espabilen, porque solo el que este preparado para las reglas actuales y futuras sobrevivirá. Como siempre ¡¡¡BUENA RUTA!!!.

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