@Camioneroleones.- Sí, te pregunto directamente desde aquí, ¿Tú de qué me conoces para juzgarme? Nadie en concreto, pero sí en general. A esas personas que se atreven, porque la ignorancia es la madre del atrevimiento, a juzgar vidas ajenas desde el más absoluto desconocimiento de la realidad.
Esas personas que van mucho más allá de lo que pueden llegar los-las pajilleros-as mentales. Que como consecuencia de su constante preocupación por juzgar las vidas ajenas olvidando las desgracias propias, desde el lado de la crítica. Esas que suelen dar por real, lo que ellas harían si en realidad estuvieran en tu lugar. Personas que han convertido su mente en un onanismo crónico.
¿Tú de qué me conoces para juzgarme?, ¿Acaso estabas a mi lado en los momentos malos?, cuando no me quedaba más remedio para ganarme la vida que recorrer toda Europa con el camión. Durmiendo, a veces, en áreas de descanso oscuras, polígonos industriales desconocidos, en lugares de los que tú saldrías corriendo; no porque yo quisiera, simplemente porque el desarrollo propio del trabajo me obligaba a ello. Sin más remedio que apurar horas y kilómetros al máximo si quería volver el fin de semana siguiente a mi casa. Pero tú, en tu onanismo, largabas por esa boca con lengua viperina que los camioneros somos todos unos puteros y yo el primero. Precisamente tú, que eras cliente habitual y asiduo de los clubs de alterne de la zona. Eso sí que es grave.
¿Tú de qué me conoces para juzgarme? Si tú, que también recorrías España por las carreteras como yo, aparcabas en frente de La Pepa y cuando yo salía del restaurante, tú lo hacías de «cambiar el aceite» del local que hay enfrente con lucecitas de colores. Que sí, que lo han visto estos ojos, que si quieres te digo hasta fechas, de esa y de otras veces que la carretera nos hacía coincidir y tú no te enterabas que yo estaba en el mismo comedor discretamente. Observaba, terminaba, pagaba y me iba como había entrado.
¿Tú de qué me conoces para juzgarme? No te quemes por mi respuesta. Que en las zonas rurales todo se sabe. Te repito nuevamente, que la ignorancia es la madre del atrevimiento. Que muchos juzgan las vidas ajenas desde la ignorancia. Personas, por llamarles de manera educada, que han visto el mundo por un agujero y cuando fueron a mirar, a los dos segundos se cerró. Sí, que hay quien va a cambiar el agua a otras fuentes más sensuales.
¿Tú de qué me conoces para juzgarme? Cuando solo conoces las versiones mal intencionadas de la bocas de personas resentidas y amargadas, pero en cambio, no tienes lo que hay que tener, para preguntarme cara a cara para conocer mi versión. Seguramente te llevarías una respuesta con pruebas y datos que te demostrarían tu error. ¿Tú de qué me conoces para juzgarme? ¿Donde estabas cuando mi vida dependia solo de que Dios me permitiera seguir viviendo despues de que mis 97 kilos se quedaran en 52? Estabas largando por esa boca que como los camioneros somos unos puteros seguramente tendría el Sida. Ahora, 7 años después de haber vuelto a mis 97 kilos, de tener un tratamiento de por vida de otra enfermedad muy diferente a la que tu largabas, hipertiroidismo, se llama, es curioso que tu ignorancia aún te haga dudar. Algo que te retrata muy bien.
¿Tú de qué me conoces para juzgarme? Desde tu catetismo crónico, das por hecho situaciones que solo están en tu mente. ¿Con qué derecho juzgas mis relaciones de pareja? No estabas en el día a día. Sencillamente porque lo que pasa en la vida privada de dos personas pertenece a su intimidad. Cuenta tu vida que esa sí que es lamentable, porque como todo se termina sabiendo, cuando por casualidad te enteras de tus andanzas, uno alucina en colores. Es curioso eso de los cuernos, quien los ve en los demás resulta que los suyos propios harían una buena ganadería.
Como este tema dá para mucho, esta es solo una primera parte. Continuará……