Después de más de tres años, desde que decidí volver a León para instalarme de forma definitiva en ella -eso espero-, de recorrer su provincia, hablar con mis paisanos, observar sus paisajes, y sentir sobre mis propias carnes su actualidad, ver su continua decadencia, jóvenes que, al contrario que yo, deciden emigrar, y todo lo demás; me surge de una duda-pregunta: ¿Terminará León convertida en un parque temático?
Sinceramente espero que no, que mi optimismo supere a la crisis que observo, más cebada que nunca en esta hermosa provincia. Curioso, cuando menos, que estos pensamientos me invadan, justo en pleno cambio de gobierno y de crisis internas de partidos. En estos días en los que los políticos, andan revueltos y la llegada de Pedro Sánchez a La Moncloa parece haber revolucionado todo. ¡Traición dicen algunos!. Cumplimiento de la Constitución dicen otros. Pero vamos a lo que nos importa, nuestro León.
Porque veo la minería más hundida que nunca
Incomprensiblemente para los habitantes de las cuencas mineras, que se hacen de cruces viendo, -que también se informan- como entra en este país carbón de otros países. Es más, se preguntan, incrédulos ellos, ¿Cómo es que no se cierran minas allá en esa Europa, en Alemania o Inglaterra? Se hacen de cruces cuando ven más mineros condenados al paro, y a un futuro incierto.
Pero que tienen sus consecuencias, y muy graves, en toda la economía que rodea a las comarcas, aquellas que de niño yo veía prosperas y felices, con esa alegría única que da saber que el sueldo, y el pan, están seguros en las casas. Pero ahora el paisaje, el ánimo, y los corazones, están más tristes que nunca. Los jóvenes desanimados, deprimidos, y todo lo demás, ante un futuro más negro que el carbón que salía muchos metros más debajo de los pies que pisan.
¿Qué porvenir les espera?
Permítanme la pregunta, si hasta la lucha, aquella histórica lucha minera, parece desangelada, hasta parece helada. Tal vez, o no tanto, sea porque ya no se creen las promesas, ni las que vienen de Madrid, de Valladolid, o de más cerca. ¿Se convertirán las cuencas mineras en parque temático para los visitantes ocasionales de las mismas? Imagino a jóvenes bien formados, sin querer emigrar de su tierra, haciendo de guías a los turistas: “Miren ustedes aquí había una mina, ahora pónganse el caso con su linterna, le proporcionaremos ropa para que no ensucien las suyas, no tengan miedo, bajaremos al pozo minero”.
Confieso que me atormenta este futuro, me duele, cuando comparo León con otras tierras. Pero, tres cuartos de lo mismo, o casi, se puede decir del resto de la provincia. Porque las otras partes, la industrial, y la agrícola y ganadera, tampoco alienta mucho al optimismo. Se cierra Everest, Antibióticos anda a la deriva, o no tanto. Polígonos industriales que tenían actividad, poblados por letreros cada vez más grandes de “Se vende”, “Se alquila” o “Se traspasa”. Que si, que hay más en toda España, pero aquí con más frecuencia que en ninguna otra provincia.
Las agrícolas y ganaderas
Tampoco andan muy boyantes, por mucho que nos mientan, una vez más con datos, con proyectos y promesas. Los que deberían seguir ilusionados con las explotaciones, la juventud, esa que también es el futuro de toda tierra. Deprimida también, luchando por estudiar, con la esperanza desilusionante, de encontrar un porvenir mejor lejos de la tierra, de los suyos, los que dieron todo por darles conocimiento, pero con la ilusión de ganarse las alubias, aunque allá donde vayan, no sean leonesas.
Ahora precisamente
La llegada al gobierno del PSOE, del Subdelegado del Gobierno que trae nuevas promesas, muchas de ellas son, como esos besos que se dan al aire, que suenan a falsos, que no son auténticos, pero que en cuestiones políticas, duelen muchísimo más cuando son mentiras premeditadas. No vale ahora intentar recuperar lo perdido, porque es muy difícil que aquellos que marcharon en su día vuelvan de nuevo a la tierra, a no ser que como yo la añoren tanto que luchen y trabajen fuera con tanto ahínco, como para volver, ya cansado de correr mundo, a buscar el merecido descanso del viajero interminable a la tierra, para intentar, hasta el retiro seguir trabajando en ella.
Pero eso, lo mío, son proyectos personales, ahora lo que me duele, es lo que veo, lo que me cuentan mis paisanos leoneses de Norte a Sur y de Este a Oeste, de cómo ven y cómo sienten esta tierra que aman. Ven con sus ojos como cada día se suman las noticias reales, pesimistas, que se suman a las del pasado, aquellas que hacían prever una tierra hermosa donde las haya y prósperas.
Que ningún político se me rasgue ahora las vestiduras, me llame pesimista, que la realidad es la que es, el pasado está en la mente de cada leones. Luego el futuro lo veremos. Espero, a pesar de todo, que sea muy optimista. ¡Ojala Dios te oiga! Que diría mi vecina.
Julio Gómez Tranche @Camioneroleones.